La organización GESMujer alerta sobre la normalización de uniones tempranas y roles de género adultizados en niñas y niños, una práctica prohibida en México desde 2019.
Por Redacción / @Somoselmedio
Ciudad de México, 10 de junio 2025.- El Grupo de Estudios sobre la Mujer “Rosario Castellanos” (GESMujer), se ha manifestado ante la difusión de un video y fotografías que, según denunciaron, muestran una aparente boda infantil en la comunidad de San Juanito Yosocani, municipio de San Lorenzo, Oaxaca. La organización expresó su preocupación por el contenido multimedia, el cual presenta a dos menores de edad en un contexto festivo que refuerza roles de género adultizados y muestra el consumo de bebidas alcohólicas por parte de los infantes.
GESMujer subrayó la gravedad de los hechos, indicando que, aunque no haya confirmación oficial de una unión de hecho o acuerdos económicos, la representación simbólica de una boda entre menores de edad “valida y refuerza normas sociales patriarcales y desigualdades estructurales que perpetúan las uniones infantiles, tempranas y/o forzadas, sean legales o no”. Este tipo de actos, advierten, genera una presión social indebida para que niñas, niños y adolescentes asuman responsabilidades adultas que no corresponden a su etapa de vida.
La organización también destacó que, en el caso de las niñas, estas prácticas promueven la idea de que deben convertirse en esposas y madres a edades tempranas. Esto no sólo pone en riesgo su salud física y emocional, sino que también restringe su autonomía y su derecho fundamental a decidir sobre su futuro y desarrollo.
De igual manera, GESMujer enfatizó el daño que los estereotipos de masculinidad causan a los varones, al promover una imagen “errónea, violenta y discriminatoria del ser hombre, al asociarlo con prácticas de poder y control”. La organización afirmó que “el machismo no es motivo de orgullo”.
Estas prácticas, de acuerdo con GESMujer, “atentan contra el derecho de niñas, niños y adolescentes a un desarrollo libre de violencias, presiones y limitaciones impuestas por los estereotipos de género”. La condena se extiende incluso a contextos comunitarios o bajo “usos y costumbres”, donde se consideran una forma de violencia estructural y cultural que lesiona la autonomía, salud, libertad y acceso a oportunidades de vida dignas de los menores.
Los datos presentados por GESMujer, reflejan la magnitud del problema en México. Una de cada cinco niñas y adolescentes se une antes de los 18 años a nivel nacional. En Oaxaca, la situación es distinta: el 33.9% de las mujeres mayores de 15 años reportan haberse unido antes de esa edad, según datos de la ENDIRE 2021. Estas uniones están directamente vinculadas con embarazos adolescentes, deserción escolar, violencia sexual y pobreza estructural.
El marco legal en México es claro y prohíbe el matrimonio infantil sin excepciones desde 2019. Esta normativa ha sido armonizada en el Código Civil de Oaxaca mediante reformas en 2023. La Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes también establece el derecho de toda persona menor de 18 años a un desarrollo libre de violencia, obligando a las autoridades a prevenir y erradicar prácticas nocivas como las uniones infantiles.
Ante este panorama, GESMujer ha emitido un llamado urgente a las autoridades, medios de comunicación y a la sociedad en general. Instan a investigar de manera inmediata los hechos desde un enfoque de protección integral de los derechos de la niñez, interculturalidad y justicia restaurativa.
Además, la organización demandó la implementación de acciones estructurales y comunitarias que no sólo impongan sanciones, sino que transformen las causas de estas prácticas, fomentando la participación activa de niñas, niños, adolescentes, liderazgos comunitarios y organizaciones sociales. Asimismo, exigieron a los medios de comunicación una responsabilidad ética, evitando enfoques sensacionalistas o revictimizantes que puedan reforzar estigmas hacia comunidades indígenas o rurales.
GESMujer concluyó reiterando su compromiso, desde una postura feminista e interseccional, para garantizar el derecho de niñas, niños y adolescentes a vivir libres de violencia y sin ser forzados a asumir roles adultocéntricos que limiten su desarrollo.