El director general de la Organización Mundial de la Salud, emitió una alerta global sobre el deterioro acelerado de las condiciones de vida en Gaza, donde la combinación de desnutrición generalizada, falta de acceso a suministros médicos y el bloqueo sostenido a la ayuda humanitaria creó una situación calificada como “hambruna masiva”.
Por Redacción / @Somoselmedio
La crisis humanitaria en la Franja de Gaza alcanzó niveles críticos que amenazan con convertirse en una catástrofe irreversible, según el más reciente informe presentado por la Organización Mundial de la Salud. Durante una conferencia de prensa realizada el día de hoy en la sede del organismo en Ginebra, el director general Tedros Adhanom Ghebreyesus expuso con detalle las consecuencias devastadoras que tiene el bloqueo prolongado sobre la población civil, particularmente en los grupos más vulnerables como niños, mujeres embarazadas y pacientes con condiciones médicas preexistentes.
Los datos recopilados por los equipos sanitarios sobre el terreno revelaron que. la desnutrición aguda afecta actualmente a más del diez por ciento de la población total, un porcentaje que supera los umbrales establecidos internacionalmente para declarar una emergencia nutricional. Entre las mujeres en periodo de gestación o lactancia, las cifras son aún más preocupantes, ya que una de cada cinco evaluadas presenta signos clínicos de desnutrición severa. Esta situación tiene repercusiones directas en la mortalidad infantil, con al menos veintiún casos confirmados de menores de cinco años fallecidos por complicaciones relacionadas con la falta de alimentación adecuada durante el presente año.
El director de la OMS fue enfático al señalar que esta crisis no es el resultado de factores naturales o escasez estructural, sino de decisiones políticas concretas. En sus declaraciones, Tedros hizo referencia específica a las restricciones impuestas por el gobierno israelí al flujo de ayuda humanitaria hacia el territorio palestino, particularmente durante el periodo comprendido entre marzo y mayo del presente año, cuando el acceso a alimentos básicos estuvo completamente interrumpido durante ochenta días consecutivos. Aunque se reanudado parcialmente el ingreso de suministros, las cantidades autorizadas distan mucho de cubrir las necesidades mínimas de una población que depende casi exclusivamente de la asistencia internacional para su supervivencia.
La gravedad de la situación se refleja en los informes sobre muertes ocurridas durante intentos desesperados por obtener alimentos. Según los registros de la OMS, mil veintiséis personas perdieron la vida en circunstancias relacionadas directamente con la búsqueda de provisiones básicas. Estas cifras, según explicó Tedros, demuestran el nivel extremo de desesperación al que se llevó a la población civil, obligada a asumir riesgos mortales para acceder a recursos que deberían estar disponibles sin restricciones según el derecho internacional humanitario.
Por su parte, el portavoz del Secretario General de las Naciones Unidas, Stéphane Dujarric, proporcionó durante su sesión informativa habitual un panorama detallado de los obstáculos logísticos y de seguridad que enfrentan las operaciones de ayuda en Gaza. Las declaraciones oficiales de la ONU confirmaron que el personal humanitario opera en condiciones de riesgo constante, con acceso intermitente a los puntos de cruce fronterizo y frecuentes retrasos en la autorización de suministros críticos como medicamentos, equipos médicos y combustible para generadores hospitalarios. Dujarric reiteró el llamado a las autoridades israelíes para que eliminen todas las barreras burocráticas y de seguridad que impiden la distribución eficiente de la asistencia, enfatizando que la apertura permanente de todos los pasos fronterizos y el restablecimiento de las rutas de suministro terrestres constituyen requisitos mínimos para evitar un mayor deterioro de la situación.
El deterioro de las condiciones de vida en Gaza trasciende el ámbito nutricional y afecta todos los aspectos del sistema de salud pública. Los reportes médicos indicaron que los hospitales funcionan muy por debajo de su capacidad operativa debido a la falta crónica de insumos básicos y cortes prolongados de energía eléctrica. Las unidades de cuidados intensivos neonatales, particularmente afectadas, registraron al menos veinte muertes de recién nacidos durante sus primeras veinticuatro horas de vida en lo que va del año, mientras que un tercio de los partos atendidos en condiciones precarias, resultaron en nacimientos prematuros o con complicaciones severas.
La comunidad humanitaria internacional expresó su preocupación mediante un comunicado conjunto suscrito por ciento nueve organizaciones no gubernamentales y agencias de la ONU que operan en el terreno. El documento describió un escenario en el que los propios trabajadores humanitarios comienzan a sufrir las consecuencias de la escasez, con casos reportados de desmayos por agotamiento y hambre entre el personal local que intenta mantener operativos los programas de asistencia. Esta situación paradójica, en la que quienes deberían brindar ayuda se convierten en víctimas de la misma crisis que intentan mitigar, ilustra la magnitud del colapso humanitario en curso.
En el ámbito político, las tensiones continúan mientras la OMS exigió la liberación inmediata de uno de sus trabajadores detenidos y reiteró su llamado a una solución negociada que ponga fin al ciclo de violencia y permita el acceso humanitario sin restricciones.