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Reseña: Tierra y libertad de Ken Loach

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Por: Aldo Castro Cortés

La realidad de una guerra civil es que nunca se sabe para quién estás luchando por lo que no asimilas si se está ganando o se está perdiendo.

¿En realidad entiendes por lo que estás luchando? ¿Es el lado correcto? ¿Son tus ideales o sólo es conformismo? Preguntas frecuentes en los jóvenes que se lanzan a batallar por lo que consideran lo mejor para sus iguales y para los menos afortunados; tratar de recuperar lo perdido, disputar porque todo sea mejor, querer hacer una diferencia, son algunas de las razones por las que se combate; en pocas palabras: por la libertad.

Sin embargo, ¿los demás piensan de la misma manera? Nunca lo sabremos con seguridad debido a que muchas veces sólo se simpatiza con algunas ideas de algún movimiento o porque no se tiene otra opción. Así es como lo plasma Ken Loach en su filme Tierra y libertad (1995); cinta que cuenta la guerra civil que se vivió en España, desde la perspectiva de George Orwell quien noveliza su sentir cuando batalló por sus ideales.

Cuando todos se unen por un bien mayor se nota porque cada individuo deja de lado sus nacionalidades y rompe esas fronteras que existen; las personas siempre van a buscar una mejor posición laboral y de vida, no es un concepto nuevo, ha existido en la humanidad desde hace tantos años. En el momento en el que se tiene que levantar en armas estás fronteras se derrumban si hay algo más que los une: un mismo ideal.

Sí, es válido pelear por un mismo ideal, mas no siempre se llegará al mismo resultado; Ken Loach lo demuestra en una secuencia de lucha por la tierra por lo que se enfrentaron, aquí demuestra como el combate de egos e ideas se confronta por completo, por un lado están las personas que batallan porque la tierra sea repartida de manera equitativa otros piensan que porque disputaron por ella tienen derecho a explotarla sin distribuirla a los demás.

Quizá no lo parece, pero la anterior secuencia es clave para toda la cinta, en una guerra existen dos bandos claros, pero cuando no se tiene bien establecida la razón por la que se está batallando se convierte en todos contra todos; ejemplificado en el enfrentamiento en los tejados de la ciudad, dos bandos que luchan entre sí sin saber que están del mismo lado, la razón de no saberlo es la falta de comunicación, no obstante no se pueden fiar de ello porque podría significar la misma muerte para ambas trincheras.

No todo es violencia, muerte y desesperación, Ken Loach lo sabe con seguridad al retratar los matices humanos, lo demuestra con el amor, el compañerismo y la lealtad que existe en tiempos de guerra; punto retratado en cada momento en el que no se está lidiando con una lucha en contra de sus adversarios comunistas.

Sin embargo también existen los retrocesos en las batallas y no estoy hablando de las retiradas, sino de los mismos derechos que se quitaron en medio de la disputa; de manera puntual me refiero a que las mujeres dejaron de poder portar armas para brindar apoyo de otra manera; hacerles los mandados a los soldados, nada justo para ellas porque querían combatir y defender sus derechos porque sabían que si esto seguía así estarían perdiendo más de lo que ganarían.

Ken Loach deja claro que hay muchos claroscuros en las batallas, sin embargo demuestra que no te puedes fiar de todo lo que te dicen; ejemplo de ello es cuando tus propios aliados disuelven la lucha sin tener alguna razón para está decisión, de no acatarlas se les serán fusilados y los propios partidarios se pueden volver los peores enemigos cuando abren fuego en su contra.

Nada de esto es justo, pero parafraseando a David antes de ir a las trincheras, puedes ir a las marchas, protestar, sin embargo esto pierde sentido cuando afuera ya se desató una guerra que no puedes ganar con palabras. Sus esfuerzos no fueron en vano porque ante su muerte, muchos años después, existe el recuerdo de lo que se hizo para cambiar al mundo y que no se queda en unos cuantos, sino que se expande hasta rincones que se creyeron que serían imposibles de alcanzar, en este caso en la nieta de David, Kim, quien lo conmemora en su funeral.

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