El Tribunal Electoral de Michoacán emitió una sentencia pionera que garantiza los derechos a la libre determinación, autonomía e identidad cultural de la comunidad...
El Consejo Supremo Indígena de Michoacán (CSIM) respalda a la comunidad afromexicana de El Ticuiz en su lucha por la autodeterminación y el autogobierno, tras la negativa del Instituto Electoral de Michoacán a garantizar una consulta vinculatoria.
El Consejo Supremo Indígena de Michoacán (CSIM), que agrupa a 70 comunidades, ha denunciado una campaña de calumnias, difamaciones y amenazas de muerte contra su vocero, el historiador Pavel Ulíánov Guzmán. Las comunidades responsabilizan directamente a partidos políticos y ayuntamientos que ven afectados sus intereses por el avance de los autogobiernos indígenas en Michoacán.
La asamblea general de Opopeo votó por unanimidad su autonomía, respaldada por el Consejo Supremo Indígena de Michoacán, en un paso histórico hacia la autodeterminación de los pueblos originarios.
El Consejo Supremo Indígena de Michoacán acusa a la Secretaría de Bienestar de ignorar los usos y costumbres de 70 comunidades originarias en la implementación del FAISPIAM y de desobedecer instrucciones presidenciales en el Plan de Justicia P’urhépecha.
Autoridades tradicionales exigen justicia histórica, autonomía educativa, protección territorial y derechos lingüísticos, entre otras demandas, en un documento dirigido a la presidenta Claudia Sheinbaum.
La comunidad indígena de Tacuro, Michoacán, se encuentra en un impasse debido al incumplimiento del Ayuntamiento de Chilchota de una sentencia del Tribunal Electoral del Estado de Michoacán (TEEM) que ordena realizar una asamblea para solucionar un conflicto interno sobre la elección o ratificación de su jefe de tenencia.
La Comunidad Indígena de Santa María Tacuro, en Chilchota, Michoacán, denunció actos violentos durante una asamblea para administrar recursos federales del FAISPIAM.
El Colectivo Luciérnaga retomó las jornadas de búsqueda en Tlapa, Guerrero, acompañado por autoridades, tras dos años de pausa. Las familias, en su mayoría mujeres na savi, me’pháá y nahuas, recorren cerros y barrancas donde se presume hay cuerpos enterrados clandestinamente.