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Crónica de 7 minutos: ¡Hasta encontrarlos!

Orizaba, Veracruz a 10 de julio de 2025.- A veces, la cotidianidad te enseña el significado de las palabras… o mejor dicho, te lo demuestra. Tal es el caso de hoy, 10 de julio de 2025. Son las 4:20 de la tarde y el destino apunta hacia “Los Arcos”, un espacio donde converge las ciudades de Orizaba y Mendoza, y donde el Colectivo de Familias Buscadoras Orizaba-Córdoba ha convocado como punto de reunión para dar inicio a la marcha pacífica.

En el intento por llegar, fue necesario pedir ayuda (afortunadamente, la encontré). Un hombre de la tercera edad me acompañó, aunque ese no era su rumbo. Sus palabras eran escasas, sus pasos lentos, pero su memoria permanecía intacta: recordaba cada suceso importante que había marcado la ciudad.

Me prometió que el punto de reunión estaba cerca y que “en 15 minutos llegaríamos”. La realidad es que nos tomó más tiempo del esperado y el plan de llegar puntualmente se esfumó. Sin embargo, valió la pena.
El señor nunca cuestionó la caminata. Solo me acompañó. Y cuando a lo lejos se empezó a ver un mar de personas, dijo:
“Yo también tengo hijas, nietas… y me hubiera gustado que caminaran seguras, como en mis tiempos.”

Casualmente, él llevaba puesta una camisa blanca y, aunque después de despedirnos siguió su camino, demostró lo que significa la solidaridad: caminar al lado, caminar por alguien, caminar por el recuerdo; esperar al otro, adaptarte a su paso y entender que el tiempo para llegar al encuentro también puede cambiar.

Quizá ese hombre no lo sepa, pero no alcanzamos a escuchar el pronunciamiento. Aun así, llegamos en el momento perfecto para observar que…

Esto es la realidad

Son las 5:00 p.m. y las familias buscadoras se acomodan para dar inicio a la marcha. El tráfico, que minutos antes “fluía”, se detiene para dar paso a un mar blanco de esperanza.

En ese mar se pueden ver madres, hijas, esposas, abuelas, tías, primas y más ramas del árbol genealógico, cargando fotos de sus seres queridos. Las infancias, con pies pequeños pero pasos firmes, gritan exigiendo:“¡Presentación con vida y castigo a los culpables!”

Araceli Salcedo, fundadora del colectivo, hace un llamado a la sociedad: pide solidaridad y empatía.
“No queremos ver a otra madre allí formada con la foto de su hijo. Pero precisamente porque no la queremos ver ahí, la queremos ver de aliada, de corazón. Porque también es madre, también cargó en su vientre nueve meses a su hijo.”

La marcha avanza, y ahora la canción ¿A dónde va el viento?, de Julieta Venegas, cobra un nuevo significado:

“Y no sé a dónde va el viento y por qué cambió,
No puedo volver a lo que era, desapareció,
Y ya no será lo mismo.”

***

La marcha se detiene unos momentos antes de llegar a su destino final: Plaza Bicentenario. El tráfico no tarda en manifestar su rechazo. Aun así, la pausa es necesaria.
Según la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), en Veracruz hay más de 7 mil 200 personas desaparecidas. Una cifra que, en ese momento, se refuta con un pase de lista que dura siete minutos.

Siete minutos que no son números, son nombres.
Siete minutos que, probablemente, el tráfico no comprende… pero que son justos para que las familias griten la verdad… la realidad.

Un mar blanco y luminoso

Finalmente, la marcha llega a Plaza Bicentenario. Un mar blanco que pronto se transforma en luz: las velas se encienden como símbolo de esperanza.

Los párrocos que acompañan a los familiares ofrecen una oración y, posteriormente, bendicen los muñecos sanadores.

Estas figuras representan a los seres queridos desaparecidos. Visten una prenda de esa persona ausente. Las familias buscadoras los cargan con firmeza, como un acto de memoria, de lucha y de amor.

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