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La red feminista que apoya a víctimas de violencia de género digital en 13 países

El FHI, una iniciativa con presencia en cuatro continentes, agrupa a 17 organizaciones para brindar apoyo especializado, desde asesoramiento legal hasta protección digital, a víctimas de ciberacoso y otras agresiones en línea.

Por Redacción / @Somoselmedio

La violencia de género facilitada por tecnologías (VGFT) se está convirtiendo en una problemática global que exige respuestas coordinadas. Según datos de la Comunidad de Líneas de Atención Feministas, agresiones como el ciberacoso, la difusión no consentida de imágenes íntimas y el doxxing afectan desproporcionadamente a mujeres, personas LGBTQIA+ y defensoras de derechos humanos. Frente a este escenario, el Índice de Líneas de Atención Feministas (FHI) surge como un puente entre las víctimas y los recursos disponibles en su idioma y región.

Esta iniciativa, que agrupa a 17 organizaciones en 13 países, opera bajo tres ejes principales para ofrecer una respuesta integral. En primer lugar, facilita el acceso a apoyo inmediato mediante líneas de atención con perspectiva feminista e interseccional. “No se trata solo de brindar herramientas técnicas, sino de entender cómo el género, la orientación sexual o la condición migratoria agravan los impactos de la violencia digital“, explica el comunicado.

Colaboración y Enfoque Holístico

Además de la atención directa, el FHI promueve la colaboración entre organizaciones de la sociedad civil. Al centralizar información sobre los servicios disponibles, evita la duplicación de esfuerzos y optimiza las derivaciones. Este aspecto es crucial, considerando que muchas líneas de atención operan con presupuestos reducidos a pesar de atender casos complejos que requieren desde acompañamiento psicológico hasta intervenciones legales.

Uno de los aportes distintivos de estas líneas es su enfoque holístico. A diferencia de servicios genéricos de ciberseguridad, incorporan formación en autocuidado digital, análisis forense con perspectiva de género y estrategias para documentar agresiones. Tal como señala el documento, “el objetivo es empoderar a las sobrevivientes sin revictimizarlas, reconociendo que la VGFT suele ser la extensión digital de violencias que ocurren fuera de línea”.

Accesibilidad y Retos por Superar

La accesibilidad es otro pilar fundamental. Las líneas asociadas al FHI priorizan atender a poblaciones en situación de vulnerabilidad, como migrantes, trabajadoras sexuales o personas con discapacidad. Para ello, muchas ofrecen servicios en lenguas indígenas, formatos adaptados o protocolos específicos para activistas en riesgo. Este modelo contrasta con los mecanismos de denuncia de las grandes plataformas, frecuentemente criticados por respuestas automatizadas e insensibles al contexto cultural.

Pese a su impacto, las líneas de atención feministas enfrentan retos estructurales. La falta de financiamiento estable limita su capacidad de respuesta en regiones con altos índices de violencia de género digital, como América Latina y el sudeste asiático. Además, en algunos países operan en vacíos legales, ya que las legislaciones no siempre tipifican delitos como el ciberacoso con un enfoque de género.

Expertas consultadas por este medio coinciden en que iniciativas como el FHI evidencian la necesidad de políticas públicas que integren a la sociedad civil en la lucha contra la VGFT. “Estas organizaciones llevan años documentando patrones de violencia digital que ahora reconocemos como epidemias, como la sextorsión o los bots misóginos”, señala una investigadora en derechos digitales. Para más información, puedes visitar la plataforma del FHI.

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