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En la Meseta Purépecha, el pueblo de Nahuatzen ha resistido la devastación de sus bosques y la violencia del crimen organizado. Cuando la tala inmoderada, los incendios provocados, la expansión de huertas de aguacate y la complicidad de las autoridades pusieron en peligro los cerros sagrados y los manantiales de Nahuatzen, la comunidad se organizó y formó su propio sistema de gobierno autónomo basado en usos y costumbres que impulsó proyectos sustentables. Así nació una colectiva de mujeres que, sin saber nada de apicultura, se formaron en el arte de cuidar a las abejas como forma de proteger el bosque.
A pesar de recibir sabotajes técnicos y violencia directa —incluyendo incendios a los apiarios y la muerte masiva de colmenas por pesticidas—, perseveraron y transformaron el entorno: donde llegaron las abejas, la vegetación revivió y los frutos regresaron. Pero también fortaleció el tejido comunitario, visibilizó el rol de las mujeres en la defensa territorial y demostró que la organización desde abajo puede detener incluso a los intereses más poderosos.
Esta es una producción de Api Nahu