En la marcha del 8 de marzo, la lucha individual se materializa colectiva. Las voces retumban contra el patriarcado, los pasos se sienten seguros y acompañados pero sobre todo las mujeres ya no se callan.
Las madres procedentes de Centroamérica recorrieron algunos de los municipios más peligrosos de Sonora en busca de sus familiares desaparecidos, pero denuncian una presunta negligencia por parte de las autoridades mexicanas y bloqueos en sus actividades. Exigen justicia y apoyo en su lucha por encontrar a sus seres queridos.