Organizaciones como Tlachinollan denuncian violencia armada, abandono estatal y explotación laboral en comunidades indígenas de Guerrero, mientras decenas de familias migran hacia campos agrícolas en Chihuahua y Guanajuato.
Por Redacción / @Somoselmedio
Ciudad de México, 30 de abril de 2025.– Un niño de 13 años fue asesinado el pasado 28 de abril en una emboscada perpetrada por civiles armados en Cochoapa el Grande, Guerrero, justo antes de que 77 jornaleros agrícolas —incluyendo menores de edad— emprendieran un viaje en condiciones precarias hacia campos de cultivo en Chihuahua y Guanajuato. El hecho fue denunciado por el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, que alertó sobre el abandono institucional y la violencia que azotan a las comunidades indígenas de la Montaña de Guerrero.
La organización lamentó el homicidio del menor ocurrido cerca de un módulo de seguridad, en el camino hacia Arroyo Prieto, resaltando la grave crisis de inseguridad que afecta a esta región marginada, una de las más pobres de México. El asesinato ocurrió en vísperas del Día del Niño, lo que ha generado una fuerte indignación entre organizaciones sociales.
A pesar del clima de violencia y las condiciones adversas, familias completas de los municipios de Cochoapa el Grande, Alcozauca, Zapotitlán Tablas y Metlatónoc abordaron dos autobuses al mediodía del martes con rumbo a los campos de cultivo, principalmente de tomate y chile. Entre ellos viajaban al menos una decena de niñas y niños, expuestos a largas jornadas laborales y condiciones de vida vulnerables.
Tlachinollan denunció que las familias jornaleras deben pagar entre 2,500 y 3,000 pesos por persona para trasladarse en autobuses en mal estado. Ya en los campos agrícolas, enfrentan el pago de rentas de vivienda que oscilan entre 3,000 y 4,000 pesos mensuales. La ganancia estimada es de aproximadamente 600 pesos diarios por pareja, siempre que haya suficiente producto para cosechar, en jornadas que superan las 10 horas diarias.
La organización también documentó el caso de una madre que viajó con sus dos hijas pequeñas hacia rancherías en Guanajuato, donde trabajará junto a su esposo en la cosecha de chile a destajo, recibiendo solo 35 pesos por arpilla y logrando juntar hasta 18 en un día extenuante. Todo con la esperanza de saldar sus deudas.
El comunicado emitido por Tlachinollan advierte sobre la desolación que viven las comunidades indígenas de la Montaña de Guerrero, donde la pobreza estructural, la violencia armada, la migración forzada y los matrimonios infantiles continúan sin ser atendidos por las autoridades municipales, estatales y federales. “El abandono histórico del gobierno de Guerrero se profundiza”, sentencia la organización, que exige medidas urgentes para frenar la explotación laboral y brindar condiciones dignas a las familias indígenas jornaleras.