Por Tlachinollan / @Tlachinollan
No solo fue Erick, también John, Otis e Ingrid y Manuel los huracanes y tormentas han arruinado la vida de las familias indígenas de la Montaña. Ha sido imposible levantarse del fango por tantas afectaciones que han padecido y que difícilmente pueden salir adelante con los apoyos que brinda el gobierno. Las huellas de los desastres están en toda la Montaña: en los caminos trozados, en las viviendas agrietadas, en sus terrenos anegados y sus huertas de café con las ramas quebradas. Los techos de las escuelas son coladeras y las casas de salud deterioradas y abandonadas por falta de médicos.
Con el huracán John los productores de la montaña que reportaron pérdidas en sus cultivos de maíz y café fueron engañados por la Sagadegro, que dejó pasar el tiempo para que al final nunca llegaran los apoyos. Las familias tuvieron que migrar para subsistir en la temporada de secas. Con la decisión de la presidenta de la república de que solo atenderían por teléfono a las personas que no fueron censadas, varias personas mayores y madres solteras quedaron excluidas de estos beneficios porque desconocieron el procedimiento para realizar sus reportes.
Con el huracán John las comunidades mixtecas de Metlatónoc y Cochoapa el Grande se quedaron esperando a que repararan los tramos dañados de la carretera que va de Tlapa a Metlatónoc. El gobierno federal a través de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) le informó a una comisión de comisarios, que no tenía presupuesto y solo mandó a una empresa para que removiera algunas piedras y abriera el paso de manera provisional. Ahora con el huracán Erick varios tramos son intransitables. La forma de atender un problema añejo es mandar una máquina para que solo abra el paso. Nadie le da seguimiento para que se reparen a fondo los daños. La carretera que va de los puentes de Igualita a Juanacatlán, San Juan Puerto Montaña desde el huracán John los habitantes reportaron serias afectaciones. La atención que brindaron fue abrir el paso de manera provisional y así lo dejaron, las consecuencias son graves y más costosas porque hay daños mayores: tramos trozados, derrumbes, agrietamientos, desprendimiento de piedras. La gente no tiene otra alternativa que contratar una máquina para que por lo menos haya paso. Las máquinas que se requieren para reparar estos caminos no llegan a la región.
La comunidad Me phaa de El Tepeyac, municipio de Malinaltepec se vio obligada a desplazarse en la parte alta de sus tierras por el desgajamiento del cerro con las lluvias del huracán John. Pidieron el apoyo a las autoridades de los 3 niveles y nadie las atendió. Improvisaron sus viviendas con láminas galvanizadas y hasta la fecha más de 40 familias viven en condiciones deplorables. No cuentan con luz porque la CFE no puede otorgarles ese servicio mientras no haya un convenio con la autoridad municipal para que sufrague el gasto. Es obvio que el presidente no se ha interesado en apoyarlos. Protección civil no registró este riesgo que enfrenta la población y por lo mismo no emitió un dictamen para determinar su retorno o se reubicación. Ahora con Erick tuvieron que guarecerse en sus cobertizos de lámina pidiendo al cielo que los vientos no los dejara a la intemperie. Las familias no tienen otra opción que seguir desplazadas porque solo así se sienten más seguras, aunque tengan que padecer mayores desgracias.
Los desastres naturales han evidenciado el abandono de todos los gobiernos. No hay interés en revertir esta situación oprobiosa, las intervenciones son para salir del paso y con el menor costo. El trato discriminatorio es el sello distintivo de los gobernantes. No se asigna un presupuesto acorde a los múltiples problemas que arrastra la población indígena. La situación se complejiza porque ninguna autoridad le apuesta a revertir estos rezagos, solo hacen remiendos y ponen parches para que la gente sobreviva. Es la misma gente la que se organiza para levantar su casa con adobes, la que trabaja comunitariamente para medio abrir los caminos, la que tiene que salir a trabajar al norte del país para juntar dinero y comprar maíz. Resisten ante tanto abandono.
De acuerdo con los reportes preliminares que compañeras de la región nos han hecho llegar tenemos información que hay varias madres solteras y personas mayores que tienen afectaciones en sus viviendas. Hay comunidades incomunicadas debido a los derrumbes como Chichihuatlaco, municipio de Atlixtac y del núcleo agrario de Teocuitlapa. Las comunidades de Alcamani y Rincón de los Pinos, Piedra Tuza y Santa Rosa municipio de Acatepec también están incomunicadas.
En el municipio de Malinaltepec la carretera de Moyotepec está dañada y sus habitantes reportan afectaciones en los plantíos de café y plátano. Lo mismo pasa con Colombia de Guadalupe. Reportan daños a sus viviendas en Loma Toro que está incomunicado. En Llano de Heno el viento voló sus techos. En el municipio de Zapotitlan Tablas hay reportes de viviendas agrietadas como en Ahuixotitla y Tierra Colorada. En Llano Verde, Tierra Colorada y Apolcalcitepetl en el municipio de Atlixtac hay familias que se quedaron a la intemperie. En Acatepec hay varias comunidades con viviendas sin techos y caída de sus paredes de adobe como Cerro Gavilán, Agua Xoco, Alcamani entre otras.
Las comunidades Ñuu savi de Tierra Blanquita, San Miguel el Nuevo y la cabecera municipal de Cochoapa el Grande quedaron incomunicadas porque sus caminos quedaron bloqueados por los cerros que se derrumbaron. El tramo de Igualita a San Juan Puerto Montaña no hubo paso. En la carretera Tlapa-Metlatónoc hubo un derrumbe antes de llegar a la comunidad de Cuautipan. “Vinieron autoridades del gobierno del estado, medio abrieron solo para que pasara un carro, se tomaron la foto y se fueron. No sé qué piensan las autoridades estatales, federales y municipales. Las lluvias van a seguir no pueden dejar los caminos a medias. Además, el río está a un metro para que se lleve la carretera como lo hizo el huracán John. Las autoridades municipales tienen que buscar una forma de desviar el río porque si no va a destruir el camino”, plantea el defensor comunitario Abel Campos.
Agripino Bailón, coordinador regional de la casa de justicia de Las Juntas Caxitepec, relató: “el huracán Erik nos agarró de sorpresa. No nos enteramos de nada porque no tenemos señal de teléfono y el internet no funciona sin luz eléctrica. Nadie nos pudo advertir si era una tormenta tropical o un huracán. Sentimos que hubo un viento muy severo a pesar de que duró pocas horas. Se dañaron las casas, sobre todo, los techos de lámina de cartón y galvanizadas. Estamos incomunicados por los derrumbes en los caminos carreteros. Necesitamos maquinaria pesada que saque los derrumbes”.
Ángel García, originario de la comunidad de El Paraíso, municipio Ñuu Savi, contó que el “viento levantó el techo de mi casita que está a un lado de la clínica. Hay varias viviendas afectadas y derrumbes en los caminos. Rumbo al Charquito la carretera está a punto de romperse por la lluvia. Los platanares quedaron el el suelo, los árboles cayeron encima de las milpitas, los pocos cañales quedaron doblados, las piñas en el tlacolol quedaron sin raíz”.
Este huracán Erik llegó como a las 8 de la mañana del jueves 19 de junio. A las 2 de la tarde poco a poco se fue calmando. Empezó con una fuerte lluvia y luego se soltó el viento que rugía como el diablo. El viernes contraté peones para que me ayudaran a acomodar el techo de mi casa porque se cayó. Tardó sólo unas horas, pero eso bastó para que nos arruinara.
Del crucero al Paraíso también hubo derrumbes, crecieron las barrancas y los árboles quedaron en la tierra, No había paso hasta este viernes 21 de junio por la tarde. El ayuntamiento está recabando información de las viviendas dañadas, pero la verdad en las comunidades no sabemos nada de apoyos. Es lo mismo que pasó con el huracán John. A veces ya no tenemos esperanzas, sabemos que tenemos que arreglárnoslas como podemos.
La ruta de la comunidad de Tierra Colorada, municipio de Malinaltepec, que conecta con Ayutla de los Libres está cubierta de piedras, hay partes con derrumbes y los árboles quedaron en el asfalto. La gente tuvo que abrir cortando las ramas de los árboles y a pala los derrumbes pequeños. Los corrales que son para el ganado vacuno quedaron destrozados.
En la comunidad de Pascala del Oro los cafetales quedaron entre los ramales. El río que pasa por la comunidad de Arroyo Mixtecolapa casi se desborda solo el arenal se aprecia en las orillas. Más adelante los troncos quedaron atravesados en la carretera. El lodazal predomina en algunas partes. En las curvas de la Cortina que siempre ha estado mal, ahora le tienes como cruzar la barranca.
Lo grave en Cochoapa el Grande, además de los caminos trozados y viviendas dañadas son los asaltos que se dan por parte de un grupo armado que además de quitar el dinero y pertenencias de los pasajeros, también secuestran como recientemente pasó con un niño. Se han dado varios asesinatos durante 5 años que tienen controlado este tramo de la Laguna-Cerro de la Garza. La gente sabe que se asientan en el paraje Tuun Deta, pero ninguna autoridad investiga ni hacen operativos para desarticular esa banda. Se tiene conocimiento que hace meses balearon a dos empleados de la CFE. Llegaron a tomar lectura y por curiosidad vieron que un señor estaba amarrado. Al darse cuenta de este hecho optaron por correr para ir a su camioneta. Este movimiento alertó a los secuestradores que accionaron sus armas. Uno de los comisionados fue lesionado en la pierna, su compañero lo auxilio y lo subió a la camioneta, afortunadamente pudo comunicarse por radio a Chilpancingo y fueron auxiliados con un helicóptero que se los llevó. A pesar de estas agresiones las autoridades no se interesan por atender este problema que se está extendiendo en la región porque el grupo armado está creciendo y la gente no tiene otra alternativa que salir por la costa. La violencia, el abandono y los huracanes tienen en vilo a las comunidades de la Montaña.