¡Trabajadores del mundo, uníos!

Marx & Engels

PRESENTACIÓN

El presente texto fue elaborado por algunos miembros de la Comisión Redactora creada por el Comité de Huelga el 18 de marzo del 2019, con la finalidad de apoyar en la redacción de diferentes documentos y realizar otras tareas, tanto al mismo Comité de Huelga, como a la Comisión Negociadora y al Comité Ejecutivo. El objetivo del balance es servir como testimonio y análisis del movimiento de huelga, constituirse en un documento que ayude a conservar la memoria del movimiento, del SITUAM y de la UAM, así como plantear un conjunto de tareas pendientes que tendrán que afrontar las y los trabajadores en los próximos años. Pero sobre todo nuestro objetivo es contribuir en el fortalecimiento del SITUAM, del sindicalismo universitario y de la cultura política de las y los trabajadores de la universidad, de cara a los tiempos difíciles que se avecinan para el sindicalismo y la clase trabajadora mexicana.

Ciudad de México, 10 de junio 2019

Por orden alfabético

Artemio Chávez

Salvador Ferrer

Enrique G. Gallegos

Marco Gómez

Marcia Gutiérrez

Selene Laguna

  1. CONTEXTO DE LA HUELGA

Las condiciones en las que fue levantada la huelga en 2008 tuvo como consecuencia el debilitamiento de la bilateralidad en las relaciones laborales entre el sindicato y la UAM, situación que se expresó en el robo de materia de trabajo mediante contrataciones de personal de confianza e irregular. Con el paso de los años, mientras la UAM afianzaba su posición como “autoridad”, el sindicato quedaba sometido a decisiones unilaterales, generándose espirales cada vez más acusadas de prácticas autoritarias por parte de los funcionarios universitarios.

Otros elementos que mermaron la posición del sindicato previa a la huelga, fueron las denuncias de corrupción al interior del sindicato y discusiones mal planteadas, cuyo resultado fue el debilitamiento de su estructura y de sus órganos de discusión y dirección y las prácticas endógenas de las denominas corrientes, que tuvieron como efecto la ausencia de formación política de las y los trabajadores, perdiendo de vista los aspectos estructurales de las relaciones entre trabajo y capital al que está sometida la universidad, aunque sea de forma mediada. A esto hay que sumar la introducción de la carrera académica y la exclusividad de las autoridades para la contratación y la permanencia del personal académico, que tuvieron como consecuencia la falta de interés y participación de los profesores en la vida sindical. La situación anterior se agudizó con el Laudo de 1981 que debilitó la capacidad de negociación del sindicato de las cuestiones académicas.

Otro aspecto importante para comprender el contexto del estallamiento de la huelga es la situación de las formas de gobierno de la universidad, las decisiones de las autoridades y la asignación del presupuesto. El Rector General ha mantenido acuerdos por medio de los cuales durante dos años después de acabar su periodo se mantienen los estímulos y compensaciones (Acuerdo General 07/2011) y por otra parte castigan a los profesores temporales promoviendo una política de precarización salarial que bajo el argumento de racionalizar los recursos reducen su salario cuando un profesor de medio tiempo ocupa una plaza con motivo del año sabático (Acuerdo 11/2018). Esto es una muestra más de cómo se ha fortalecido el autoritarismo y de cómo las autoridades se autoasignan altos salarios, compensaciones y estímulos. Por el contrario, los salarios de las y los trabajadores de base y profesores de medio tiempo y de tiempo parcial disminuyen ensanchando cada vez más la brecha salarial entre autoridades y trabajadores de base. A esta brutal disparidad en los salarios, hay que sumar la cultura laboral hostil que prevalece en la universidad, en la que trabajadores y trabajadoras son hostigados y bloqueados en los incentivos para ascender en el escalafón.

El nuevo contexto nacional que se desarrolló a partir del 1 de julio de 2018 con el gobierno también Influyó en la huelga. El discurso del 1 de diciembre el Presidente tomó posición contra los privilegios y el neoliberalismo. El hecho de que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador otorgará un aumento del 16% a los salarios mínimos y planteará que ningún aumento salarial estaría por debajo de la inflación generó una expectativa de que se podría obtener un aumento salarial mayor en la revisión del SITUAM. De hecho, en el Congreso de noviembre, algunas de las ponencias presentadas para la discusión sobre la coyuntura y el salario, incluyeron elementos que cuestionaban la distribución presupuestal de la UAM y proponían abordar la redistribución.

Con respecto a los trabajadores académicos, la carrera académica ha tenido serias repercusiones en cuanto a su relación con el sindicato. En la mayoría de los casos el sistema de becas y estímulos corresponde a dos terceras partes del ingreso y sólo un tercio de ingreso corresponde al salario directo. Se ha fomentado un trabajo individualizado y atomizado donde lo único que importa es incrementar el ingreso y los beneficios personales. Esta situación los ha alejado de la participación en el sindicato y en los órganos colegiados. En muchos casos no se ubican como trabajadores sino como “académicos” que se sitúan al margen de las relaciones de trabajo y de los conflictos laborales, por lo que la huelga en una universidad pública les parecía inadmisible.

Con respecto a los trabajadores administrativos, el sindicato nunca ha aceptado la carrera administrativa porque la lucha por el salario es colectiva y no individual. Evidentemente con toda la política de topes salariales de los gobiernos anteriores es notoria la pérdida del poder adquisitivo. La situación de los trabajadores de base se complica con el robo de la materia de trabajo porque en los hechos significa la reducción de plazas y precarización laboral.

Con estas y otras condiciones llegamos al estallamiento de la huelga el 1 de febrero con una votación dividida: 127 delegados a favor y 120 por la no huelga. Es importante señalar que la mayoría de las asambleas seccionales votó a favor de la huelga, componente que tuvo un peso importante en el desarrollo de la huelga.

  1. LAS DEMANDAS DE LA HUELGA

El primer día de febrero de 2019 el SITUAM por mayoría decidió estallar la huelga en la Universidad Autónoma Metropolitana por un aumento salarial del 20%, un ajuste al tabulador para todos los puestos y por violaciones al Contrato Colectivo de Trabajo, que en gran medida se refieren a la contratación de personal de confianza que realizan funciones de trabajadores de base. La respuesta de las autoridades universitarias ante las demandas del sindicato, entregadas desde finales del año pasado, fue ofrecer el 3.35% de aumento salarial; 3% de retabulación para puestos de administrativos y profesores de tiempo parcial y de medio tiempo; más 4.28% de aumento en vale de despensa. Para darnos una idea de la propuesta de las autoridades podemos hacer un ejercicio. Un auxiliar de intendencia tiene un salario mensual de $6824, el tres por ciento de aumento salarial corresponde a $7 pesos diarios y el incremento de la despensa corresponde a $48 mensuales. Con respecto a la retabulación de los académicos sólo incluye a 169 profesores de medio tiempo y 149 profesores de tiempo parcial. Esto es, 318 profesores, dejando fuera de este aumento a 2754 profesores de tiempo completo, por lo cual era discriminatoria.

Es importante mencionar que el principal argumento de las autoridades fue que los trabajadores académicos tienen la posibilidad de incorporarse al sistema de becas y estímulos para incrementar significativamente su salario; sin embargo, el sindicato mantuvo siempre la posición de que ese sistema es opcional y no todos los académicos está incorporados. Hoy debemos reflexionar sobre el significado de la carrera académica, y por lo tanto abrir la discusión sobre la incorporación de las becas y estímulos al salario. Más aún con las nuevas políticas en las que se retendrá el ISR de este tipo de ingreso.

La propuesta general de aumento al salario fue de 3.35%, debajo de la inflación reportada (4.83 según el Banco de México); sin embargo, a los trabajadores administrativos y académicos de medio tiempo y tiempo parcial se les otorgó un aumento adicional del 3% por medio de una retabulación, obteniendo así 6.45%. Es importante señalar que este 3% de retabulación obedece a un proceso paulatino de recuperación del salario que fue reconocido por la autoridad al finalizar la huelga del 2008.  También hay que decir que la propuesta discriminó a los profesores de tiempo completo pues sólo recibieron el 3.35. Los trabajadores consideraron insuficiente la propuesta de la autoridad y fue uno de los elementos para el estallamiento de la huelga.

En contraste a los salarios de los trabajadores de base, encontramos los elevados sueldos, compensaciones y estímulos de privilegio que se autoasignan las autoridades, al mismo tiempo que amplían su planta de empleados de confianza de manera exponencial, cubriendo y repitiendo funciones que corresponden a personal administrativo de base.

  1. EL DESARROLLO DE LA HUELGA

La huelga inició el 1 de febrero y terminó 5 de mayo de 2019.  Es la huelga más larga en la historia del sindicato. Fueron 93 días de intensa lucha y donde el sindicato se puso a prueba y enfrentó diferentes desafíos y sin duda hubo un aprendizaje para todos los trabajadores del sindicato.

En primer lugar, enfrentó una cerrazón de las autoridades universitarias que durante 22 sesiones de negociación y durante tres meses, no se movió de su oferta inicial. Conforme pasó el tiempo fue quedando más clara la intención de las autoridades universitarias de castigar al sindicato por no aceptar su política de tope salarial y por evidenciar el manejo inequitativo del presupuesto universitario orientado a mantener sus privilegios. A pesar de que el sindicato proporcionó distintas formas de redistribuir el presupuesto para satisfacer sus demandas, las autoridades se negaron a ello. Fueron muchas mesas donde la negociación parecía un diálogo de sordos. El sindicato presentaba propuestas y la autoridad simplemente se negaba.

Después de varias negociaciones donde era clara la negativa de la autoridad, el sindicato no superó esa dinámica de centrase en la negociación y no en la movilización. Se debió implementar una política más contundente de movilizaciones que permitiera llegar en mejores condiciones para impulsar la solución de las demandas. El sindicato cometió el error de descuidar el frente externo en la estrategia de lucha. Históricamente la fuerza de las huelgas descansa en la movilización.

Si bien se realizaron varias movilizaciones hacia la Cámara de Diputados, a la Secretaría de Hacienda y a la Presidencia, éstas fueron aisladas sin ninguna preparación y objetivo. Faltó realizar una estrategia que permitiera realizar una campaña más intensa con organizaciones sociales y sindicatos para organizar un frente con las diferentes huelgas que habían estallado en ese momento. Dado que las diferentes huelgas universitarias habían estallado por aumento salarial y veían al SITUAM como un referente, era necesario llamar a un frente para organizar la resistencia y conjuntar esfuerzos contra la política de topes salariales. Desafortunadamente esto no fue propiciado por la dirigencia sindical, que mostraba estrategias ambiguas y desmovilizadoras.

La huelga del SITUAM fue importante para todo el sector universitario, pues fue referente para el estallamiento de otros movimientos: Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Universidad Autónoma de Chapingo (académicos y administrativos), Colegio de Posgraduados, Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (Coahuila), Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias.

Durante la huelga, el sindicato también se enfrentó a otros poderes: la indiferencia del gobierno federal, del Ejecutivo y sus Secretarías (Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Secretaría de Hacienda, Secretaría de Educación Pública), quienes se negaron a escuchar las demandas de los trabajadores. Asimismo la huelga afrontó la injerencia de los distintos órdenes de gobierno, a nivel federal con las declaraciones de la Secretaria del Trabajo y de los mediadores de la JFCyA, patentemente a favor de las autoridades universitarias. A nivel local, destacó el exhorto del Congreso de la CDMX promovido por un diputado de Morena que llamó a intervenir en la vida interna del sindicato con una consulta ilegal. En el contexto de ofensiva general contra las y los trabajadores y las organizaciones democráticas sindicales (como el propio SITUAM), esto resultaba grave porque buscaba lesionar el derecho a huelga, en tanto herramienta fundamental de los trabajadores, sentando un precedente para violentar la Ley Federal del Trabajo y los convenios 87 y 98 de la Organización Internacional del Trabajo.

Mención especial merece este exhorto para que se organizara una votación de sindicalizados y no sindicalizados para el levantamiento de la huelga. Esta petición fue completamente ilegal, porque la huelga había sido declarada legalmente existente y sólo los afiliados del SITUAM podían decidir en qué momento se podía levantar.

Basados en este exhorto, las autoridades de la UAM y con el apoyo del sindicato blanco SPAUAM y el de un sector de profesores “distinguidos” organizaron una consulta de manera electrónica y una marcha el jueves 25 de abril para el levantamiento de la huelga. Cabe mencionar que las autoridades utilizaron los recursos de la universidad para una campaña mediática contra el sindicato y para llamar a esta marcha y con el apoyo de los medios de comunicación y manipulando a un sector de estudiantes, con el objetivo de generar presión de la comunidad universitaria para levantar la huelga.

Esta marcha parecía organizada por la “comunidad universitaria”, pero muy rápido esto se desmintió. En el mitin realizado en el Zócalo apareció el Rector General, Eduardo Abel Peñalosa Castro; el Secretario General, José Antonio de los Reyes; el Abogado General, Rodrigo Serrano junto con algunos miembros de la directiva del sindicato blanco. En este mitin el Rector General pronunció un discurso de odio al afirmar que el enemigo se encontraba en el SITUAM y que la prolongación del conflicto era artificial.

Esta acción de las autoridades, en complicidad con el sindicato blanco, mostró que no había ninguna intención de solucionar el conflicto por la vía del diálogo; mostró, ante la comunidad universitaria, que su verdadero objetivo era confrontar y golpear al SITUAM y no resolver sus demandas. Ante este hecho sectores importantes de profesores y estudiantes criticaron la actuación del rector y su discurso de confrontación e incluso se deslindaron de su presencia.

Sumado a las acciones y resistencia del movimiento de huelga y a las estrategias de comunicación, este hecho fue significativo para la salida del conflicto, pues un sector importante de la comunidad universitaria presionó para avanzar en la solución de las demandas y el pago del 100% de salarios caídos.

En estos tres meses de huelga cabe destacar la actuación de las autoridades de otras universidades e instituciones de educación superior. En casi todas si bien no dieron más aumento salarial del 3.35%, sí ofrecieron otras salidas como en el caso de la Universidad Autónoma de Chapingo con un bono de $12,000 para los profesores; al Colegio de Posgraduados un bono entre $6000 y $12000 y a la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro de Coahuila, adicionalmente con el pago de 100% de salarios caídos.

En contraste, las autoridades de la UAM se mostraron inflexibles. Durante todo el conflicto no ofrecieron ninguna salida y querían alargar el conflicto para derrotar al sindicato por desgaste y cansancio. Pero la estrategia de los funcionarios no sólo iba en el sentido de pretender desgastar el movimiento, sino también de amenazarlo, darle ultimátums  para levantar la huelga. Ante todo esto el sindicato resistió.

La huelga también enfrentó obstáculos en las reuniones del Comité de Huelga. Por un lado, eras claras las limitaciones políticas de la dirigencia sindical, de las corrientes y de amplios sectores de los trabajadores para comprender que la huelga exige una mirada que rebase los intereses domésticos y se retroalimente con las movilizaciones y finalmente se diseñen estrategias en los medios de comunicación para regresar con más fuerza a las negociaciones con las autoridades.

Por otro lado, es claro que existía una diversidad de posturas en torno al sentido de la huelga y a las estrategias, donde permeaba la ausencia de un análisis profundo del estado del conflicto y la situación nacional, esto limitó la construcción de una estrategia conjunta. Eso además se expresaba en que la dirigencia sindical pretendía establecer ciertas directrices y las bases trabajadoras lograban impulsar otras con el fin de corregir el rumbo de la huelga.

Sumado a esto hay que mencionar que el “fantasma” del levantamiento de la huelga del 2008 siempre estuvo presente como una experiencia vivida dramáticamente y que las y los trabajadores no querían volver a experimentar.  Esas tensiones y contradicciones se manifestaban en las largas reuniones del Comité de Huelga que terminaban por generar inmovilidad y parálisis o en las que se tomaban decisiones que atentaban contra el movimiento de huelga, como fue el caso del abrupto levantamiento del platón instalado en el zócalo o la impericia del Secretario General del sindicato al plantear de manera prematura el tema de los salarios caídos.

Un aspecto que tampoco debe pasar desapercibido fue el rol que desempeñaron las redes sociales para contrarrestar los medios de comunicación hegemónicos, que usualmente resultaban aliados de los funcionarios de la universidad. En este punto merece mención especial los colectivos de estudiantes que apoyaron el movimiento de huelga, tanto en las movilizaciones como en la difusión y propaganda a favor de la huelga a través de esos medios. Además es importante señalar la presencia de nuevas generaciones de trabajadores interesados en la participación sindical.

A nivel externo el sindicato enfrentó una política de tope salarial impuesta por el Gobierno Federal del 3.35%. Aunque el gobierno haya “declarado” la inexistencia del neoliberalismo, lo cierto es que la política de tope salarial continúa con el actual Gobierno Federal en el sector universitario. El sindicato solicitó audiencia con el presidente Andrés Manuel López Obrador en varias ocasiones para exponerle la justeza de las demandas y que el fondo de la lucha era por mejores salarios a través de una redistribución del presupuesto ya asignado a la universidad, pero no se concedió la cita.  Incluso el 1 de mayo el Secretario General del SITUAM ni siquiera fue invitado a una reunión del Presidente con otros sindicatos. Mal síntoma de la cuarta transformación cuando son ignoradas las demandas de los trabajadores. La lección que podemos extraer es que para hacer realidad las demandas de los trabajadores es necesaria su independencia y organización con respecto al poder federal.

  1. LOGROS DE LA HUELGA

Los logros de la huelga no se pueden medir sólo en el aspecto económico, es decir respecto a lo que se obtuvo de salario, porque lo que obtuvo fue el 3.35% directo al salario y 3% de retabulación para trabajadores administrativos y profesores temporales de medio tiempo y tiempo parcial. Para medir los logros del movimiento es importante  considerar el contexto adverso en el que estalló: de entrada una votación muy cerrada por la huelga 127 a favor y 120 en contra,  un debilitamiento de las asambleas y la estructura sindical, la pérdida de materia de trabajo, la erosión de la bilateralidad del sindicato y el incremento de las decisiones autoritarias de los funcionarios. Pero aun considerando estas condiciones previas, el sindicato reagrupó su fuerza con la participación de trabajadores de base, tanto administrativos como académicos, en todas las actividades y en las negociaciones, de tal manera que hizo evidentes problemas estructurales de la universidad: inequitativa distribución presupuestal; precarización laboral de administrativos y académicos; autoritarismo y necesidad de profundizar la democracia en los órganos colegiados; un tejido social dañado por manifestaciones clasistas y de desprecio hacia los trabajadores; al grado que se mostró la profunda crisis por la que atraviesa la UAM. Durante las mesas de negociación, el sindicado puso contra la pared a los funcionarios, los mostró intransigentes y autoritarios.

El reto que queda para el sindicato y para la comunidad universitaria es continuar con esta discusión para desarrollar mecanismos para hacer realidad la modificación del presupuesto universitario. En el Colegio Académico se pueden plantear posiciones, pero es insuficiente. Es necesario mantener una discusión permanente en el sindicato y con la comunidad para que a través de foros y asambleas se puedan crear las condiciones para modificar sustancialmente la estructura del presupuesto y darle una orientación que fortalezca las funciones sustantivas de la universidad.

Con relación al acuerdo sobre mejora salarial, es indispensable que el sindicato establezca una ruta clara para dar certeza a su cumplimiento, pues el desempalme del tabulador de salarios debe llevarse a cabo a la brevedad. La estructura debe actuar inmediatamente sobre este tema.

Con respecto al personal de confianza e irregular si bien no se tuvo la fuerza para recuperar la materia de trabajo en lo inmediato, en el documento que se firmó (Acuerdos 2019) las autoridades universitarias se comprometen a no crear nuevas plazas de confianza en los centros de trabajo ya existentes. Por otra parte, las autoridades entregarán al sindicato una lista del personal de confianza donde se establezca número de plazas, funciones, adscripción y salario. Ahora depende del sindicato que a través de su estructura organizativa  pueda verificar que esta lista no aumente y se recupere la materia de trabajo. Un aspecto importantísimo es la recuperación de la bilateralidad en las relaciones entre SITUAM y UAM.

La discusión acerca de los salarios caídos es donde el SITUAM midió fuerza con las autoridades y se evidenció la fortaleza del movimiento de huelga. Se conjugaron dos elementos. Las acciones y resistencia de las y los trabajadores durante casi tres meses y, por otra parte, la actuación del Rector General, Eduardo Abel Peñalosa Castro, en la marcha del 25 de abril, en el cual declaró que el enemigo es el SITUAM.

Esto ayudó para que distintos sectores de la comunidad se manifestaran en el sentido de que no había razón para no otorgar el 100% de salarios caídos. Este hecho influyó positivamente en el ánimo de los trabajadores y decidieran levantar la huelga y evaluarán que el esfuerzo realizado durante tres meses había valido la pena.

La huelga fue una escuela que permitió generar discusiones y fortalecer la organización del sindicato y reconstruir lazos entre las y los trabajadores.

Es indudable que la UAM no será la misma antes y después de la huelga de 2019 y no debemos permitir que la amnesia colectiva y la prisa por dar vuelta a la página limiten la posibilidad de la comunidad universitaria para actuar y transformarla. Por ello, es indispensable acudir a ejercicios de memoria, de reflexión, pero sobre todo a la generación de propuestas en este tiempo de cambio.

Finalmente, otra lección para el sindicato es la experiencia con el nuevo gobierno de López Obrador. La lección para el sindicato es que la única garantía para lograr sus demandas es su organización e independencia y no depender de las buenas intenciones de los gobernantes en turno.

  1. TAREAS PENDIENTES

La tensión en la toma de decisiones dentro de los comités de huelga y asambleas evidenciaron contradicciones y vacíos estatutarios que deben discutirse y resolverse a la brevedad, para permitir el fortalecimiento de la democracia sindical.

Asimismo el SITUAM tiene el reto de llamar a todos sus sectores a reforzar activamente la vida cotidiana y no limitar su participación a períodos de huelga.

En este sentido la huelga deja muchas tareas, a continuación proponemos algunas de ellas:

1) Darle continuidad a la denuncia sobre el manejo inequitativo del presupuesto. El presupuesto debe estar dirigido al fortalecimiento de la docencia, la investigación y la difusión de la cultura.

2) Formar una comisión que trabaje la metodología para eliminar los empalmes en le tabulador y se haga realidad la propuesta de mejora salarial.

3) Fortalecer las comisiones y los órganos para darle seguimiento a los acuerdos firmados respecto a las violaciones del CCT.

4) Promover la discusión en las instancias del sindicato sobre la reforma laboral y la educativa.

5) Es urgente plantear la discusión sobre la carrera académica y la posibilidad de asimilar las becas al salario. El día 20 de mayo se publicó el acuerdo 03/2019 del Rector General donde se fijan los montos de la beca al reconocimiento de la carrera docente; llama la atención que aparecen tres consideraciones más donde se anuncia la retención de impuestos de esta beca. Y la pregunta que surge es ¿será el inicio de la retención de los impuestos de todas las becas y estímulos de los académicos? ¿a qué obedecen estas decisiones? ¿qué pasará con el presupuesto que estaba destinado al pago de los impuestos de las becas para académicos?

6) Es indispensable que el SITUAM se ponga al frente de la lucha contra la precariedad laboral de los académicos temporales, no es posible que se siga implementando el acuerdo 11/2018 del Rector General que lesiona los derechos de los compañeros.

7) Organizar la discusión de los Estatutos del sindicato, en particular, clarificar el tema del nombramiento de delegados en el periodo de huelga.

8) La huelga también arrojó signos preocupantes de ausencia de una cultura política sindical en amplios sectores de trabajadores, por lo que es necesario diseñar e implementar estrategias de formación política y de conciencia de clase, en las y los trabajadores. Asimismo es necesario modificar las prácticas endógenas y excesivamente gremialistas que aíslan al sindicato y a la larga lo debilitan.

9). En la medida en que SITUAM surge casi al mismo tiempo que la UAM, es necesario que las y los trabajadores se involucren no sólo en la laboral, sino también en la transformación y lucha por el modelo universitario en todas sus facetas (órganos colegiados, función social, autonomía, organización, carrera académica, etc.). Se debe tener consciencia que el destino del sindicato está estrechamente vinculado al destino de la universidad.

10) El SITUAM tiene el reto de mantenerse en su carácter mixto. Tiene que convivir en medio de la contradicción. Por una parte, el sector de los académicos que se ha alejado del sindicato en gran medida porque la mayor parte de sus ingresos los obtiene de las becas y los estímulos y el sector de los administrativos quien ha rechazado la carrera administrativa y su único ingreso es directamente el salario. Esta contradicción no se va resolver sólo modificando los estatutos. Se requiere crear condiciones de convivencia y de discusión para resolver estas diferencias.

FINALMENTE…

Lo que el SITUAM planteó con esta huelga es una disputa del proyecto de universidad, porque hablar de presupuesto es hablar de objetivos y prioridades; hablar de precarización laboral es hablar de las condiciones en las que se ofrece la educación; hablar del sistema de puntos para los académicos es hablar de afectación a la investigación y la docencia y por lo tanto es cuestionar las modificaciones al modelo pedagógico de la UAM; hablar de autoritarismo es hablar de la necesidad de hacer efectiva la democracia.

Hoy las y los trabajadores nos enfrentamos a la tarea de mantener el sindicato como organización democrática de los trabajadores, pero para ello es fundamental evitar que las condiciones de trabajo sean precarizadas. Esto retos se vuelvan más complejos de cara a las nuevas condiciones que los marcos legales impondrán: la reforma laboral y educativa. El SITUAM, con todo y sus contradicciones y limitaciones, representa una fuerza laboral y política importante dentro del sindicalismo independiente.

Como sindicato mixto, el SITUAM puede recoger las inquietudes de los trabajadores académicos, pero para ello es importante la participación activa del sector. Las características de nuestro sindicato le permiten ser un actor fundamental en la defensa de la  universidad y puede ser capaz de generar y recuperar un modelo de universidad pública que se desdibuja cada vez  más.

Las y los trabajadores del sector universitario y los estudiantes tienen la responsabilidad de defender nuestra universidad, mantener el objeto social para el que fue creada y sobre todo su carácter público, que debe corresponder a una universidad incluyente, democrática y comprometida socialmente.

Pero también hay que reconocer que enunciar los problemas no los resuelve y que su resolución requiere de un clima de colaboración entre los actores universitarios, estudiantes, profesores, trabajadores, que propicien espacios adecuados para construir y sobre todo en una época neoliberal que disciplina los cuerpos y los saberes a los fines productivos y de mercado.

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