El Consejo Indígena y Popular de Guerrero – Emiliano Zapata (CIPOG-EZ) emitió un comunicado desde las montañas, denunciando el despojo capitalista, la violencia paramilitar y la crisis climática que amenazan sus territorios.
Por Redacción / @Somoselmedio
Ciudad de México, 16 de junio 2025.- En un mensaje difundido el pasado 15 de junio, el CIPOG-EZ expresó su apoyo a la lucha por el agua y la vida que libran comunidades como Santiago Mexquititlán, aunque las lluvias y fallas en la infraestructura les impidieron asistir físicamente. “Su palabra resuena en nuestras montañas porque es también nuestra lucha”, señalaron, subrayando la conexión entre las resistencias indígenas frente al despojo territorial y la crisis climática.
El comunicado, dirigido desde las zonas más vulnerables de Guerrero —La Montaña y Costa Chica—, denunció que los pueblos enfrentan una “guerra del capital” que combina violencia paramilitar, extractivismo y políticas estatales de despojo. “Nuestros territorios han sido regados con la sangre de 65 compañeros asesinados por defender la vida”, afirmaron, acusando al Estado y a grupos narco-paramilitares de actuar como “brazos de los grandes capitales”.
La organización vinculó esta violencia con un modelo económico colonial que busca “vaciar las tierras” para imponer megaproyectos mineros y agroindustriales. “Con terror quieren romper nuestro tejido social”, alertaron, citando casos de extorsiones, desapariciones y desplazamientos forzados en la región.
Además, el CIPOG-EZ destacó que la crisis climática —con sequías, inundaciones y huracanes— no es un fenómeno natural, sino consecuencia del “modelo capitalista de muerte” que ha contaminado ríos, talado bosques y alterado los ciclos vitales. “Son heridas de un sistema que declara la guerra a la Madre Tierra”, insistieron.
Frente a esto, reivindicaron la autonomía indígena y las prácticas comunitarias como alternativas. Criticaron la persecución a sus lenguas y tradiciones, así como el intento de “arrancar a los jóvenes” de sus raíces para convertirlos en “siervos urbanos” del sistema.
En un llamado a la solidaridad global, honraron a sus caídos y a 532 años de resistencia indígena, citando a la activista Estela Hernández: “Hasta que la dignidad se haga costumbre”. Su mensaje cerró con un compromiso inquebrantable: “La bestia es grande, pero nuestra voluntad es más fuerte”.