Por Juan Carlos Hernández Rosete
Ciudad de México, 30 de julio de 2017.- El día de hoy en el No 1909 de la Calle Luz Saviñon en la colonia Narvarte, se realizó un evento para recordar los asesinatos de Rubén Espinosa, Nadia Vera, Yesenia Quiroz, Mile Virginia Martín y Alejandra Negreta, ocurridos justo hace dos años.
En la mesa principal del evento estuvieron Aracely Osorio, madre de Lesvy Berlín, víctima de feminicidio en mayo pasado en la UNAM; Indira Alfaro, madre de Yesenia Quiroz, Fredy, el hermano de Mile Virginia Martín, y Alma y Patricia Espinosa, hermanas de Rubén.
La madre de Lesvy, que fue la primera en tomar la palabra expresó que “la primera información que tuve sobre mi hija, fue una información que filtró la Fiscal de Coyoacán (Elizabeth Cañizo), por lo que estamos pidiendo su renuncia. La información que primero circuló, fue lo que dijo el novio de Leslie quien es su feminicida. En el expediente hay información y datos suficientes para que las autoridades hubieran tomado una determinación justa, no pueden mentir todo el tiempo, como no pudieron mantener los videos todo el tiempo. A nosotros nos entregaron los videos 12 horas antes de la primera audiencia, fueron irresponsables porque dejaron que fluyera la especulación sabiendo que las únicas personas que estaban ahí eran Lesvy y Jorge Luis (el novio), nunca se les ocurrió que el feminicida fue Jorge Luis. Pensamos que el caso de los asesinatos de aquí en la Narvarte y el caso de Lesvy, en algo tuvieron que ver con la renuncia del procurador (Rodolfo Ríos).
[…] Lesvy era una persona que amaba a los demás, amaba la lectura, las lenguas, las artes; era muy sensible con lo que está pasando, tenía muchas posibilidades, tenía muchos proyectos, se veían en muchos lugares cambiando cosas, empezando por su medio. A los asesinos se les olvida que las personas tienen una familia grande, enorme, que no termina. Lesvy era una chica alegre con muchas ganas de vivir”.
La intervención de la madre de Yesenia fue más breve, leyó una carta que escribió una amiga de su hija: “recibí una llamada de Yesenia que decía, ‘amiga, ven a visitarme, llegas a la Central y tomas un taxi que te lleve a la colonia Narvarte’, en la ciudad que le arrebató la vida a mi mejor amiga. Hablábamos casi todos los días, maquillar era lo que más le gustaba, la caracterizaba su sonrisa, siempre hacía de cualquier momento y gran momento. Hoy sonrío y recuerdo los mejores momentos, pero ella ya no está aquí, sólo queremos que sea haga justicia”.
El hermano de Mile mencionó que ella era muy buena persona, “vino a México a trabajar, a ayudar a su familia, por ello nos indignó mucho que se manchara su memoria con todo lo que se dijo, que la discriminaran sin investigar; a ella le echaron toda la culpa de lo que sucedió ese día”.
La hermana de Rubén Espinosa, Patricia, leyó lo que escribió un amigo periodista de Rubén en Xalapa Veracruz (Edgar Ríos). “Rubén, es importante decir tu nombre, porque si bien tu asesinato nos ha ensañado, muchos han sucumbido al miedo; muchos, no todos, prefirieron cambiar su vida, sus costumbres, su incorruptible compromiso con la verdad, esa, la que incómoda, la que debe ser dicha para hacer de este país un sitio un poco más justo. Y es que no es fácil ver tu muerte con calma a casi dos años de ello. Muchos, no todos, vendieron sus plumas, otros, se aprovecharon de tu muerte, quizá entiendan que están equivocados, pero me cansé de esperar que eso pase, porque ya no creo en el karma, acá nos siguen matando. A muchos no ciega el miedo, a mí me ciega la rabia, la tristeza, el cansancio. Tú sabes que no aceptar dinero de los funcionarios te lleva a pasar un par de hambres, un par de penas, te lleva a no ser contratado, te lleva a trabajar el doble, tú lo sabías cuando debías la renta, cuando no había suficiente dinero para comer, pero si bien sabes eso, también sabes que no todo es dinero. Quisiera creer que nos volveremos a reunir y tomaremos un café y a fumar otro cigarro y preguntarte ¿si vale la pena?, aunque yo ya tenga mi respuesta. Tú sabes que no vivir del favoritismo, de la cómoda dádiva; tú sabes que no deberle el alma a nadie cuesta la vida, lo peor, aunque pocos lo saben, no sólo es la vida de uno, no sólo es ella: vivir del favoritismo, del silencio, te hace cómplice del asesino, del secuestro, que vivir silenciado te lleva a matar a otros. Si la palabra es una daga, el silencio, es un genocida. No es fácil asumir tu muerte, parece que no vender el alma en este país es vivir contra reloj. Tu digna rebeldía nos ha enseñado mucho, y parece que nos enseña más que la injusticia que se vive bajo estas leyes, burocráticas, selectivas, lentas y discriminatorias. Cortaron tu cabeza con esa vieja costumbre de dar un ejemplo a los que seguimos tu precepto ético, cuando el compromiso es mostrar verdades incómodas.
La hermana de Rubén Espinosa, Paty, retomó el tema del silencio que hace cómplice: “cuando vine la primera vez a este edificio, me trataron muy mal las autoridades, no nos dejaban entrar, y pensé que cómo era posible que los que viven o vivían aquí no haya visto ni escuchado nada, no hayan podido hacer una llamada. El silencio de esas personas, de tantas personas en este país, también los hace cómplices.
Hubo ronda de preguntas. Los asistentes tomaron la palabra para compartir alguna experiencia también con algún familiar asesinado o desaparecido, expresaron su solidaridad a las víctimas, hubo grupos de danza y poesía, por lo que fue un evento muy emotivo para recordar a las víctimas y seguir con la lucha y las demandas de justicia.