El panorama dancístico contemporáneo alcanzó a desplegarse sobre el escenario de la Sala Miguel Covarrubias, ubicada en el Centro Cultural Universitario los días Viernes 13, sábado 14 y Domingo 15 de octubre, en cuerpo de los bailarines del Taller Coreográfico de la UNAM, con el estreno en México de Orbo Novo. A demás de dicho estreno, el espectáculo reunió coreografías de importantes exponentes de la danza neoclásica y contemporánea con un elenco que logró generar vínculo con el público utilizando el baile como medio de expresión.
Por Fabianne Esc
El telón abre y los bailarines están unidos, son un nudo que solo deja despejada la cara de una bailarina. Ella dice algo.
-…o me daban una segunda oportunidad en esta vida o tal vez esto era el momento de mi
perdición.
El nudo se deshace y ahora fluyen con el ritmo de la música. Un dueto en blanco y negro
quedó al centro del escenario y dos grupos yacen en el suelo mientras los del centro colapsan. En medio del colapso, intentan conectarse, pero no lo consiguen; Buscan sus manos y se alcanzan a tocar. En aquellos instantes la estabilidad se ha recobrado, pero solo son instantes que se rompen. Los danzantes que yacían en el piso se levantan y la búsqueda de unión continúa. Todo se coordina con la música, con la respiración y con las sensaciones. Bailarines y espectadores nos dejamos tocar por la obra.
Los bailarines tienen la camiseta bien puesta y lo que les pongas lo bailan con todo el
corazón. O sea, tu acabas de ver ahorita una obra que no tiene el sello de la maestra
Gloria Contreras, tiene el sello de otro coreógrafo y los bailarines se avientan a
hacerlo con todo. Eso es lo que tiene esta compañía.
Nos cuenta Andrés Arámbula, maestro coreógrafo y bailarín del Taller Coreográfico de la
UNAM, en una entrevista realizada al finalizar la función. La emotividad que los bailarines
han logrado transmitir al público confirma sus palabras. El recorrido dancístico presentado,
contó con una gran variedad de técnicas, ritmos, atmósferas y movimientos que lograron
cohesionarse con mucha naturalidad. Al inicio de la función el director artístico de la
compañía, Diego Velázquez explicó un poco el contenido de Orbo Novo, la coreografía de
estreno.
Es sobre qué le pasa al cuerpo humano cuando tiene un evento como este, como un derrame cerebral o simplemente cuando se enfrenta a la muerte. El momento donde dejas que las cosas te sucedan, tú no las haces, sino que te suceden. Alcanzas lo divino porque necesitas de dónde agarrarte. Momentos en los que la comunidad te sostiene. Pero también contiene imágenes de neuronas y cómo se conectan.
Orbo Novo es una coreografía con música de Szymon Brzóska, creada por Sidi Larbi
Cherkaoui. bailarín y coreógrafo belga, de talla internacional. Los repositores para esta puesta en escena fueron Óscar Ramos y Acacia Schachte. Este fin de semana fue integrada al repertorio del tcUNAM. El programa contó con otras coreografías que ya formaban parte del repertorio y entre las obras presentadas, la maestra Gloria Contreras, fundadora de la
compañía, abre el evento.
Tercera llamada, oscuridad total. Se sube el telón y la música inicia imparable junto con los
bailarines. El ritmo de las cuerdas ha creado una atmósfera vivaz y la coreografía que se
ejecuta sobre el escenario corre en emociones por todo el recinto dejándonos conmovidos. Es concierto en Re, con música de Bach. Suenan los aplausos, el elenco hace reverencias y entre los bailarines de esta coreografía podemos observar al maestro Andrés Arámbula, quién nos habla de forma cercana y sensible sobre la maestra Contreras.
La maestra es un libro de filosofía y de realidad. Cada vez que hablaba yo le ponía
atención y todo lo que decía era impresionante. Para mí, la maestra fue una
enseñanza de vida, totalmente. O sea, lo que ella me ha dicho no me lo ha dicho
nadie. Ni mi mamá, nadie. Era como un scanner, te estudiaba y sabía qué flaquezas
tenías, qué fortalezas tenías, qué le aportabas a su compañía.
El telón se baja. Oscuridad y cuchicheos. Se escucha un golpe y luego otros más, son
percusiones, el ruido del público enmudece. Se abre el telón mientras sonidos explosivos
suenan. En escena las bailarinas de la primera fila inician en pose para desplegar su danza
que además de dinámica resulta intrigante. Una de ellas tiene una caracterización especial que rompe con el orden predominante. Es su peinado, sus aretes, su vestuario. Es su danza, que destruye lo que se pacta entre el resto de los ejecutantes. Todas inician la pieza en puntas, pero ella está descalza. Un micrófono se disputa por los danzantes y el cable se tensa entre sus cuerpos. De pronto todos los personajes de la escena se han transformado. Ella ya no está descalza, ahora usa puntas como las demás. Sale de escena y solo quedan los que deambulan cantando.
-Only fools rush in…
Ese es el título de la coreografía, realizada por el coreógrafo francés Julián Nicosia. Se
estrenó en México, 2022 y consigue una tensión nerviosa en el público con personajes llenos de expresividad. Reúne elementos clásicos, tales como las puntas de ballet y los mezcla con danza contemporánea, logrando un impacto visual que termina por involucrar al espectador en una situación de suspenso.
La segunda parte de la función inicia con un dueto creado por el actual director artístico de la compañía. Su inicio abrupto con escafandras y lejanía se difumina. Los bailarines se despojan de aquellos trajes y bailan entre sombras. El juego de luces tiene un papel importante, pues además de aparentar más bailarines en escena también anula el espacio vacío y genera una sensación inmersiva para el espectador. Esta coreografía en música de Vivaldi se llama Et In Terra Pax y es un fragmento de Propitia Sydera. Los aplausos suenan y la pieza siguiente se aproxima para darle el nombre a la función.
Son tonos ocres, los que se mueven en el escenario al ritmo de Szymon Brzóska. Orbo Novo cerrará el telón. El nudo de bailarines con el que inicia la coreografía se vuelve a enredar después de haberse desbaratado en saltos, giros y fuerza. Entonces, la función concluye y los aplausos suenan estruendosos. La puesta en escena logró mostrar el panorama que existe en la danza mundial contemporánea en cuanto a formas, destrezas y sonidos. Sin embargo, el panorama dancístico en México en cuanto a oferta laboral no es del todo alentador, pues resulta complicado que los bailarines recién egresados consigan un lugar dentro de alguna compañía del país. El maestro Andrés Arámbula nos habla un poco de esta realidad.
– Me da mucha pena decirlo, es una pena que haya pocas compañías de danza, cuando
México tiene mucho talento. Muchos chicos talentosos se gradúan y no hay donde
meterlos. ¿Entiendes? o sea, tuvimos audición aquí en el taller coreográfico y vinieron
muchísimos bailarines y muchos muy buenos, pero solo se eligió a uno. Es una pena,
porque esos cincuenta bailarines podrían estar haciendo cosas padrísimas en teatro, en
una compañía o en una agrupación y no hay lugares. Y te digo, hay muchas cosas
interesantes.
Trato de estar actualizado de lo que está pasando. Pienso que la danza en México es
buena y pienso que ojalá hubiera más compañías donde esos bailarines pudieran explotar su talento y que no se vayan para otros lados.
Por otro lado, si bien, las locaciones para danza suelen ser costosos, también existe oferta
cultural de forma gratuita en toda la ciudad. En el caso del Taller Coreográfico de la UNAM,
se ofrecen funciones de entrada libre todos los viernes en la facultad de Arquitectura (Con
algunas excepciones). La próxima semana se presentará Tabula Rasa, los días viernes 20 y
domingo 22 de octubre a las 12:30 pm en el Teatro Estefanía Chávez Barragán de la Facultad de Arquitectura. Esta función constará de seis coreografías, entre ellas una creada por el maestro Andrés Arámbula, titulada “Mi búsqueda”.
