#Me too Mexicano

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En el teatro, ninguna táctica violenta o agresiva tiene la más remota posibilidad de producir un buen resultado. La tensión y la fricción en el ensayo no ayudan a nadie; solo la calma, la serenidad y una gran confianza pueden producir el más delicado destello de creatividad, Peter Brook

Por Humberto Robles

Antes de dar comienzo a esta lectura, tómese en cuenta lo siguiente:

– En México son asesinadas 9 mujeres al día en promedio

– En México solo tres de cada 100 ataques sexuales se investigan

– La periodista Lydia Cacho informó que en México: “Cada 18 segundos una mujer es violada” y “Cada año el 95% de los violadores saldrán impunes de una denuncia penal

– Del total de denuncias, únicamente el 2% resultan ser falsas

– La ONU declaró que una de cada tres mujeres en el mundo será abusada o violentada durante su vida

De tiempo atrás, las mujeres han marchado por las ciudades, han protestado y realizado sinnúmero de acciones demandando un alto a la violencia de género y a la pandemia de feminicidios, así como para llamar la atención de las autoridades y la ciudadanía para exigir el más elemental respeto a sus derechos. Sin embargo las cifras de mujeres y niñas abusadas, violadas y asesinadas sigue en ascenso, siendo México el país donde más mujeres se asesina en Latinoamérica.

Por tal motivo, hace unos meses inició el movimiento #MeTooMexicano con varias cuentas en Twitter: #MeTooActivistasMexicanos, #MeTooDanzaMx, #MeTooArtesMx, #MeTooAcadémicos, #MeTooEscritoresMexicanos y #MeTooTeatroMexicano, entre muchas más, basadas en el principio “Hermana, yo te creo”. Se denunció de manera legítima y confidencial a cientos de hombres que han ejercido violencia en diversas formas, desde el acoso hasta la violación. Posteriormente se realizó el Foro #MeToo para dar a conocer los resultados de esta acción y hacer un llamado a las autoridades.

En el caso particular del teatro, aparecieron los nombres de directores, actores, dramaturgos, maestros, así como de instituciones que se dedican a la enseñanza de este arte escénico, muchas de las cuales han solapado y encubierto a los perpetradores. Algunas instituciones se expresaron tardíamente, pero prometieron establecer mecanismos para prevenir y evitar todo tipo de violencia. Por su lado, muchos varones salieron en defensa propia o en la de sus colegas evidenciados, otros hicieron caso omiso y unos poquísimos asumieron un mea culpa aunque no se comprometieron a reparar el daño ni renunciar a sus puestos de poder, puestos donde precisamente han ejercido abusos u otro tipo de agresiones. Muchos nombres salieron a relucir y a pesar de las denuncias, los implicados siguen laborando, dando clases o otras realizando otras actividades impunemente.

También ha habido detractores del #MeToo; algunos piden que las mujeres denuncien ante las autoridades ignorando que el sistema judicial no ejerce con perspectiva de género; basten los ejemplos de Los Porkys en Veracruz, o el de La Manada en España, para entender el problema sistémico y estructural que impera. Otros cuestionan a las mujeres por no haber denunciado en su momento, ignorando los daños físicos, emocionales y psicológicos que provoca un abuso o una violación. Y si acaso una de ellas denuncia, debe enfrentar la revictimización cuando las autoridades la inquieren: cómo iba vestida, si había bebido, si usa drogas, si se resistió, si tiene pruebas… si no lo habrá provocado ella misma. La mayoría de las veces el sistema machista y patriarcal protege a los agresores y responsabiliza a las víctimas. Es por ello que, como un instrumento más de denuncia, nació el indispensable #MeToo que se suma a la imparable marea de mujeres.

Este ha sido uno de los métodos, pero las mujeres han utilizado muchos más; cabe recordar que en 2016 un grupo de actrices realizó un escrache contra el director Felipe Oliva irrumpiendo en una función de teatro. La respuesta misógina de muchos teatreros varones no se hizo esperar: “¡El teatro es sagrado!”, vociferó alguno defendiendo un recinto sin importarle la dignidad de las mujeres abusadas; otro se escandalizó porque se habían dañado las butacas del teatro ya que, en su obtusa mentalidad, seguramente piensa que una butaca vale más que la violencia sufrida; otro, como remedo de las autoridades, exigió pruebas y puso en duda la veracidad de las demandas. Típicas respuestas que abundan en el medio teatral donde la supuesta “sensibilidad artística” no quita al macho que todos llevamos dentro.

Abundan hombres heterosexuales y homosexuales que en su arraigado machismo y aún siendo “machos progres”, cuestionan la lucha de las mujeres así como sus formas de denuncia y manifestación; a muchos les parece “excesivo”, otros las llaman “feministas radicales” o ya en el colmo de la imbecilidad, algunos utilizan el vocablo “feminazi” para juzgarlas, humillarlas y descalificarlas una vez más. A esto también se han sumado algunas mujeres sin la menor solidaridad de género.

El suicidio del músico Armando Vega Gil, del grupo musical Botellita de Jerez, denunciado en la cuenta #MeTooMúsicosMexicanos, provocó una nueva arremetida ultra machista. Inclusive se abrió una cuenta en Twitter a fin de exhibir a las mujeres donde se escribió “A ustedes nomás las matan tantito y ya hacen escándalo”. Otros expresaron que las denuncias del #MeToo se habían desbordado; no, no son las denuncias, es la violencia contra las mujeres y las niñas la que nos ha sobrepasado como sociedad y ante la que no hay una verdadera voluntad para frenarla.

Mientras en este país se asesine a 9 mujeres diariamente, nada será suficiente y toda manifestación será válida e imprescindible para detener esta ola de violencia. Por eso es urgente que, en todos los ámbitos del teatro, se tomen medidas urgentes y eficaces contra cualquiera que violente a alguien. No bastan las disculpas, es indispensable que se condene a los agresores y reciban castigo porque de lo contrario, la impunidad permitirá que se perpetúen estas conductas machistas, justo como ha venido sucediendo desde hace años. Solidaricémonos, acompañemos y seamos aliados de nuestras hermanas en esta justa causa; transformemos juntos esta sociedad para que se instaure el respeto, la equidad de género y una vida libre de violencia.

Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.

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