Texto e investigación: Karen Castillo / @karencitatacha  Ilustración: Belem Ilustra / @b.ilustra

El movimiento feminista en México ha generado, entre muchas otras cosas, que mujeres y adolescentes de todas las edades hablen del acoso, violencia y abuso sexual del que han sido víctimas.

Ningún espacio ha escapado del movimiento conocido en México como #YoSiTeCreo; empresas, universidades, preparatorias, iglesias y espacios deportivos han sido señalados por ser lugares en los que mujeres, adolescentes y niñas son víctimas de distintas violencias.

En particular,  de las universidades y preparatorias de México han surgido movimientos  y grupos feministas que demandan a las autoridades académicas tomar medidas necesarias para atender y eliminar la violencia de género dentro de las instituciones.

Previo a la pandemia varias facultades de la Universidad Autónoma de México se mantenían tomadas por colectivas feministas de alumnas y exalumnas incluyendo la facultad de Facultad de Química de la UNAM, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) y la Facultad de Estudios Superiores Aragón.

La pandemia no ha detenido este movimiento; la organización feminista universitaria se ha extendido por todo el país. Las alumnas suelen hacer uso de distintos medios y recursos para denunciar la violencia que sufren en las instituciones: denuncias formales, tendederos de agresores, “escraches” en redes sociales, manifestaciones pacíficas, tomas de instalaciones y presión mediática.

Un caso muy reciente es el de las alumnas de la Escuela Nacional de Arte Teatral que en el marco del Día Internacional de la Mujer, usaron las redes sociales para denunciar a muchos docentes y estudiantes por diversos delitos; abuso, acoso, violencia psicológica, violación, y violencia escolar. Las alumnas se mantienen en paro estudiantil y han entregado un pliego petitorio para exigir que se atienda la violencia institucional en contra de las mujeres dentro de la ENAT.

Muchas veces, las alumnas pagan un gran costo personal y académico al levantar la voz; desde amenazas por parte de directivos, ataques en redes por parte de alumnos hombres y/o personas ajenas a las instituciones, revictimización y hasta amenazas directas. Aun así, las mujeres siguen determinadas en exponer la violencia, denunciar a sus agresores y exhibir la complicidad de las instituciones académicas.

Esta investigación se centra en el caso de la Universidad Autónoma de Nuevo León, una institución que distintas alumnas y exalumnas han descrito como plagada de machismo, bullying, y en donde alumnas han sido víctimas de acoso, abuso y violencia sexual.

Además, de acuerdo con los testimonios aquí incluidos, la UANL no ha mostrado el interés y la voluntad para atender las denuncias de las alumnas, afectando así el desarrollo profesional y personal de mujeres y adolescentes que acuden a esta institución con mucho optimismo y que ven mermada su educación tras pocos meses de estar ahí.

Los testimonios involucran a distintas facultades dentro de la UANL, así como a tres preparatorias adjuntas a esta institución, y a la Escuela y Preparatoria Técnica Médica.

Esta primera parte de la investigación se enfoca en relatar a detalle los testimonios de al menos 6 alumnas y exalumnas de la UANL quienes han decidido levantar la voz esperando que al hacer públicas sus denuncias, la institución tome medidas conducentes para terminar con el ambiente tóxico y violento que se vive como alumnado.

Estas mujeres también esperan que, al contar sus historias, otras alumnas y exalumnas tengan la fortaleza para denunciar lo que han vivido dentro de la UANL.

 

 

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