La activista y defensora de los derechos humanos, Andrea Ixchíu, expresó durante la entrevista que ser una mujer indígena y activista, es una alegre rebeldía, pues desafía lo establecido para las mujeres. 

Por Miriam Michell Martínez Ruiz

26 de Noviembre de 2021, CDMX, México.- En una entrevista colectiva Andrea Ixchíu compartió con nosotras que se autodefine como una mujer indígena, perteneciente de la comunidad y la cultura K’iche. Ixchíu es defensora, comunicadora y promotora de los derechos de las mujeres indígenas en su país natal, Guatemala, así como también es promotora para el cuidado y preservación de los recursos naturales. Es a través de proyectos realizados en medios digitales, como “Hackeo Cultural2”, y  “Cura da Terra3”, que intenta generar conciencia sobre la importancia de los territorios indígenas así como de sus ciudadanos. 

Por todo esto es que fue invitada este 16 de noviembre a dejarse entrevistar por los estudiantes del Taller de Periodismo escrito de la UACM. Ixchíu respondió a nuestras preguntas de forma remota, pues  se encontraba en Londres en una conferencia contra el capital, luego de haber tomado parte de acciones de protesta contra la cumbre sobre cambio climático, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2021 (Cop 26) que inició el domingo 31 de octubre y concluyó el día viernes 12 de noviembre. Retomamos los instantes que nos parecieron más relevantes de este encuentro: 

Andrea, al haber nacido y crecido en una comunidad indígena, me gustaría preguntarte ¿Qué significa para ti, ser una mujer indígena activista en un sistema opresor? 

Es una alegre rebeldía, el existir a pesar de que todo lo que está alrededor tuyo diría que no deberías existir. Es la capacidad de poder nombrar ciertas cosas, es la alegría de que en mí, también habitan conocimientos, conocimientos de muchas mujeres de mi pueblo y de otros, el simple hecho de existir en medio de todos estos sistemas que están moldeados para que ya no existamos (las mujeres) es importante. 

Al haber crecido y desarrollado dentro de una comunidad que carecía de muchos de muchos recursos, pienso que esto fue lo que de alguna manera te motivó a formar parte del activismo, y me gustaría saber ¿Hacía donde va enfocada tu lucha para los pueblos indígenas? 

Para nosotros (la gente del pueblo de Totonicapán) ha sido muy importante sostener una demanda por respeto de nuestra autodeterminación. Estamos pidiendo vida digna, ser tratados con dignidad, porque justamente vivimos en países y sociedades donde hay ciudadanos de primera y segunda categoría, y a los pueblos indígenas nos han tratado con mucho desdén y violencia a consecuencia del racismo estructural. Entonces pedimos que se respeten nuestras formas de organizarnos, que respeten nuestros sistemas de salud, de educación y de toma de decisiones. 

A lo largo de todo tu recorrido con los pueblos indígenas y con las personas que has conocido, debe haber una razón por la cual sigues adelante con todos tus proyectos y me gustaría saber ¿Qué es eso que te motiva a seguir adelante con toda esta lucha que estás realizando? 

Las mujeres, los jóvenes con los que trabajo, me dan mucha fuerza y me inspiran y  el conectarme con otra luchas en distintos territorios de diferentes partes del mundo donde también hay comunidades resistiendo al capitalismo, al patriarcado, y que están construyendo soluciones con mucha creatividad, eso a mí me da mucha fuerza y esperanza, el ver espacios donde jóvenes que están empezando a buscar soluciones a la crisis climática, me da mucha esperanza ver a jóvenes que están utilizando la herramienta del periodismo para contar otras historias.

Cómo has comentado las comunidades indígenas han sido excluidas, en este sentido ¿Qué significa para ti que las comunidades indígenas estén presentes en la Cop-263? ¿Y cuál ha sido tu experiencia en esta? 

Bueno decir que los pueblos indígenas todos los espacios para representación que tenemos y que hemos conseguido ha sido producto de largas y duras luchas, nada ha venido fácil ni gratis. La presencia en la Cop-26 la decidimos hacer justamente porque nos parece urgente que en este espacio en el que se iban a reunir  presidentes y grandes empresas a decidir sobre el futuro de la humanidad entera no faltara nuestras voces. He de decir que estoy muy decepcionada como en este tipo de eventos no hayan comunidades indígenas que estén sentadas tomando decisiones. 

Uno de tus proyectos más recientes está siendo realizado en diversos medios digitales, y me gustaría preguntarte ¿Qué es “Cura da Terra”? 

Es el nombre de una acción de curar de nuestras hermanas del bioma pantanal cerrado de Brasil. Al inicio de la pandemia comenzamos a cuestionarnos sobre ¿Qué es lo que el Covid-19 viene a enseñarnos? y las hermanas de Brasil empezaron a nombrar que, justamente muchas de las pandemias y enfermedades que estamos viendo, tiene mucho que ver con nuestra desconexión de los territorios de la tierra con la destrucción de los ecosistemas. Lo que dicen las hermanas de Brasil es que quiénes tenemos un territorio, tenemos “Cura” porque la tierra nos cura y nos curamos con la tierra(…). Decidimos que “Cura da Terra” era un nombre poderoso para invitar a muchas mujeres que de distintas partes del mundo están buscando formas de curar sus cuerpos de la violencia, del capitalismo, del patriarcado. Así nació un espacio donde las mujeres comparten las formas que tiene cada una para curar sus cuerpos, sus espíritus y territorios.

Cómo última pregunta, con todas tus luchas y logros ¿Cuál es el legado que tu quieres dejar con todo esto que haces? 

A mi me gusta pensar en términos de “semillitas” como cuando nos comemos una manzana la cual vino de un árbol de alguien que lo plantó hace mucho tiempo, y yo creo que a mi me gusta plantar semillitas, no estoy segura que clase de frutos van a salir, pero estoy segura que en un futuro alguien va a disfrutar de esos frutos, así como yo estoy consumiendo los frutos de alguien más. 

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