Los daños colaterales del 19S en la CDMX

Los damnificados de la ciudad además de enfrentarse a los problemas que conlleva mantener una organización colectiva y lucha constante para la reconstrucción de sus hogares, también han tenido que vivir durante un año en condiciones poco dignas y por demás precarias. Muchos siguen instalados a las afueras de sus predios en campamentos improvisados pasando frío, dificultades para cubrir el aseo personal e incluso para alimentarse adecuadamente.

La señora Pierre de 60 años originaria de Michoacán, que habitaba en el tercer piso del edificio 1C del Multifamiliar Tlalpan, comentó para El Universal (20/03/18) que se hizo de ese departamento gracias a una herencia. Se lo dejó su empleadora a quien antes cuidaba y falleció en julio del 2017 y dos meses después el sismo le hizo perder ese patrimonio.

“Qué más quisiera que llevar una vida como la de antes, ver la tele, ir a pasear; pero no es culpa de nosotros ni del gobierno ni de nadie, es la naturaleza.” Desde entonces ella se quedó en la calle, sin empleo ni hogar, los habitantes del multifamiliar le propusieron que hiciera guardia en las carpas y ayudara con la repartición de los platos de comida que llegaban diario, a cambio recibe 100 pesos al día que usa para pagar una mensualidad en un gimnasio para poder usar las regaderas y mandar su ropa a una lavandería que le hace descuento con mostrar su gafete del Conjunto Urbano Tlalpan.

El caso de la señora Pierre, no es el único, pues en todo el país existen personas que han tenido que arreglárselas como puedan para sobrevivir en lo que se resuelve el tema de la reconstrucción y reparación de sus hogares. Esas condiciones difíciles también han provocado que mucha gente se enferme y en casos extremos, fallezca.

Fotografía: Isabel Sanginés/Somoselmedio.com

En el Multifamiliar Tlalpan han muerto diecisiete personas por enfermedades respiratorias y complicaciones de salud “eso tiene mucho que ver con las malas condiciones en las que estamos viviendo en los albergues hacinados, y con el frío extremo al que estuvieron expuestos” explicó Baldomero Ramírez, damnificado del edificio 3B.

Él acusa al gobierno de no entender la gravedad del problema y no haber puesto en marcha a tiempo algún programa emergente para adultos mayores. Además éstos, no son los únicos que lo resienten, hay damnificados de diversas edades que a partir del sismo han sufrido preinfartos y padecen de depresión y ansiedad,  esto debido al cambio en sus estilos de vida.

Además de orillar a la gente a vivir en la calle y de los fallecimientos, el sismo también trajo consigo el desplazamiento forzado de muchos pobladores, quienes tuvieron que migrar a otras colonias e incluso estados para hallar un nuevo hogar, muchos alojándose temporalmente con familiares y otros buscando un espacio donde rentar.

Tal y como ocurrió en el poblado de San Gregorio de la delegación Xochimilco, en el que un sector de habitantes decidieron moverse a otras partes de la ciudad o incluso regresar a sus estados de origen, específicamente Puebla, de donde llegaban trabajadores del campo a cultivar en las chinampas. Según cuentan los pobladores, a raíz del 19S el pueblo quedó más vacío, pues aseguran que la migración se dio por parte de la gente que no era originaria del pueblo, o como se les llama “avecindados”. Las condiciones en las que tienen que vivir han sido difíciles para los pobladores y el sector chinampero, la falta de salubridad en la zona centro de la localidad por los trabajos de reconstrucción de Grupo Carso, la escasez de agua potable, el mal estado en el que se encuentran las avenidas principales que conectan Xochimilco con Tulyehualco, pasando por San Gregorio, han afectado el ritmo de vida tanto del poblado como de las localidades vecinas.

Foto: Isabel Sanginés Franco

A esto se le suma la problemática que existe en la zona chinampera del pueblo. “Actualmente casi nadie conoce la situación de nuestra zona chinampera…prácticamente está destruida, ya en sus canales no hay agua limpia hay aguas negras que envenenan la tierra, ya los trabajadores o los campesinos ya prácticamente no pueden obtener algún recurso de sus cosechas, esto porque ya hay diferencia de niveles, en algunas partes hay agua y en otras ya está seco”, explicó Alberto Guerra, chinampero de San Gregorio para Movilización por 19S.

El deterioro de la zona chinampera se ha dado por varios factores, uno de ellos ha sido las afectaciones que han dejado los sismos de gran magnitud en la ciudad, como lo fueron los del año 1957, 1985 y el 19S de 2017 provocando el hundimiento de terrenos ejidales y la escasez de agua limpia, la cual ya no existe en las zonas de chinampas. El 19S tamabién hizo evidente el deterioro ambiental y ecológico de las pocas reservas naturales que se conservan en la capital del país.

Foto: Isabel Sanginés Franco

A un año del sismo ¿el inicio de la reconstrucción?

Ha sido un año de lucha constante para las personas que perdieron sus hogares con el 19S; la lucha contra el olvido y la insistencia por tener una respuesta a las demandas que los damnificados hicieron mediante su organización, ha traído varios logros con las autoridades y por fin se ve la luz al final del túnel pues apenas el 22 de julio de este año, se comenzó la tan anhelada y peleada reconstrucción del Multifamiliar Tlalpan y se espera que también llegue a las delegaciones Tláhuac e Iztapalapa, pese a la demora de los estudios geofísicos que se han demandado desde el 19 de septiembre de 2017.

“Hemos demostrado que organizados y unidos, los ciudadanos somos capaces de obligar a cualquier gobierno a respetar los derechos fundamentales y a dar un trato digno a quienes resultaron afectados por un fenómeno natural […] pero no vamos a bajar la guardia hasta lograr el regreso a casa de todas y todos los damnificados de la ciudad”  señaló Francia Gutiérrez, damnificada del Multifamiliar Tlalpan y vocera de Damnificados Unidos durante la conmemoración del onceavo mes del sismo.

Lo que es digno de reconocer es que Damnificados Unidos ha dejado un precedente, pero el camino hacia la reconstrucción está aún lejos de terminar. Habrá que seguir de cerca cada paso de la autoridad, pues en plena etapa de transición de gobierno pude que resulte muy fácil no garantizar el derecho a la vivienda de las personas afectadas. ¿Surgirán nuevos requisitos? ¿Se dirá por fin en que fue gastado el dinero que se donó? ¿El gobierno entrante dará una verdadera solución? Sin duda las organizaciones de la sociedad civil, asi como los medios aliados no podremos bajar la guardia, habrá que hacer público cada paso del proceso.

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