Este 15 de septiembre de 2020 en la Montaña de Guerrero fueron entregadas a sus familiares tres urnas con las cenizas de tres indígenas que fallecieron por Covid-19 en Estados Unidos.

Por Redacción/@Somoselmedio

Luis Alejandro Manuel, indígena Na Savi de la comunidad de Ixcuinatoyac, municipio de Alcozauca nació el 10 de junio de 1984. Sus padres, Aristeo y Catalina tuvieron 6 hijos y dos hijas, pero el segundo de sus hijos falleció cuatro años después de llegar de Estados Unidos. Luis era el mayor de los hermanos.

Hace 21 años su tío, quien ya trabajaba en Estados Unidos, lo convenció para que se fuera a trabajar y ante la falta de empleo en la región, ante las carencias económicas de la familia, decidió ir por el camino de ese sueño americano. Se fue entre los 14 o 15 años de edad. Al inicio trabajó lavando platos en un restaurante. Sin embargo, en los últimos años su familia solo sabía que estaba en Nueva York.

Con el dinero que mandaba logró hacer una casa, pero su sueño fue construir un piso más para regresar y hacer su vida en la montaña. El 19 de abril de 2020, Luis Alejandro falleció por Covid-19, su papá quien también fue infectado por SARS-CoV-2 murió el 11 de abril.

“Me siento sola con el dolor por lo que me ha pasado. El mundo se me desmorona, ni siquiera sé dónde meter mano con mi situación económica”, explicó Doña Catalina, la madre de Luis.

Por su parte, Agustín Villanueva Pantaleón, originario de Zalatzala, hablante del Náhuatl, falleció el 4 de mayo de 2020 por Covid-19, pero ingresó al hospital por una enfermedad gastrointestinal. Sin embargo, ya en atención médica el diagnóstico salió positivo por coronavirus. Tardó 40 días entubado, aún pensaba en sus tierras y en su familia.

Sus sueños se desmoronaron en el último suspiro. Era de los que migraba y volvía a su lugar de origen porque la añoranza de su matria le tintineaba a cada segundo. Siempre migró intermitentemente por cuatro años, primero se fue 5 años, volvió a su comunidad y regresó. Los últimos dos años y medio sólo volvieron sus cenizas.

A sus 63 años de edad aún tenía la esperanza de poder terminar una casa que estaba haciendo y vivir dignamente. Al año mandaba 250 mil pesos para su familia. Trabajó en un restaurante lavando platos y también se dedicaba a la jardinería.

Su familia recuerda que su anheló era juntar un poco más de recursos económicos y regresar a su comunidad, disfrutar de la paz y la tranquilidad del campo, de las montañas.

“Su ombligo lo llamaba a estar donde nació. Su vejez quería pasarla con el canto de las aves cuando el alba despunta y el grito de los grillos al caer la noche.”

Sus 5 hijos, tres mujeres y dos hombres lo recuerdan en el trabajo del campo, sembrando maíz, calabaza y frijol.

Miguel González Cásares, es el tercero de los tres indígenas que murieron por Covid-19 en Estados Unidos, falleció en Nueva York el 3 de abril de 2020, es recordado como uno de los que se atrevió desde los 15 años de edad a cruzar la frontera para poder vivir dignamente.

Hace 7 años sólo vino a visitar a su familia en la comunidad de Igualita, Guerrero. Su familia recuerda que Miguel nunca tuvo la intención de volver a la Montaña porque temía morir de hambre. Fue el mayor de 11 hermanos, 8 hermanas y tres hombres. Una de las hermanas más chicas comentó que cuando recibieron la noticia de que había fallecido “fue cómo si nos hubieran derramado agua fría. Ahora estamos tranquilos de saber que sus cenizas están con nosotros”.

El Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan ha documentado que 53 indígenas de la región han muerto por el virus del SARS-CoV-2. En entrevista el Secretario de los Migrantes y Asuntos Internacionales del estado de Guerrero afirmó que hay más 2 mil 399 mexicanos fallecidos en Estados Unidos. Poco más de 230 personas fallecidas de Guerrero.

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