Por Chechén de los Ríos

En una caja que simulaba contener el CPU de una computadora viajó, el fin de semana pasado, el nuevo transmisor de radio que fue instalado en la Casa Comunal del municipio autónomo Cherán K’eri, Michoacán. Eramos cuatro los acompañantes de ese paquete tan significativo. Un compa que armó el transmisor y que tenía amplios conocimientos sobre la instalación de la radio, sus usos y posibilidades. Otro que había apalabrado y acompañado el proceso de la gestión, compra y traslado del equipo -siempre en conjunción con el Consejo Mayor de Cherán- y los jóvenes compañeros de Radio Fogata que han sido los encargados de la misión; y de desarrollar y coordinar el ejercicio de la radio como una práctica comunitaria. El tercero cargaba con su cámara para filmar el proceso de instalación, pues se encuentra participando en un documental sobre Radio Fogata. El último era yo, quien narra esta historia.

Llegamos a Cherán alrededor de las 7 de la mañana del sábado, entrando al pueblo podían verse algunos letreros y pintas que hacían referencia a la Ronda Comunitaria y al proceso de autonomía que tan buenos resultados ha traído a los habitantes de aquel pueblo. Nos bajamos del camión y caminamos hacia la plaza donde se encuentra la Casa Comunal, sede del Consejo Mayor (máxima autoridad del pueblo) y también de Radio Fogata. Dejamos las cosas encargadas en la oficina de la Ronda y salimos en busca de un atole para calentarnos pues, aunque ya había clareado, el frío estaba fuerte y el sol aún no echaba sus rayos amarillos.

No mucho tiempo después, llegó a encontrarnos uno de los jóvenes que integran el proyecto de la radio. Con él fuimos al lugar que ha fungido como la cabina de transmisiones y donde se instalaría, durante la jornada de ese día, el nuevo transmisor. Esperamos un rato a que llegaran los miembros del Consejo para que autorizaran la operación, todo ese tiempo lo pasamos hablando sobre varios detalles importantes que concernían a la instalación de la radio; la mejor manera de montar la antena para que tuviera un alcance mayor, cuestiones acerca de la altura y la obstrucción de la señal por los cerros; la diferencia en potencia entre el nuevo transmisor de 150 watts y el anterior, que contaba con tan sólo 15; la importancia de la formación política de los coordinadores para que la radio se convierta en un verdadero ejercicio comunitario y interesante y estratégico.

Cuando llegaron algunos miembros del Consejo, pasamos al salón principal para presentar la antena, el transmisor y el plan para instalar la radio. Eran cinco, los miembros del Consejo que nos recibieron, el ambiente era de confianza y alegría. Después de los saludos cordiales se comentó el plan de instalación y algunas perspectivas para la buena realización del proyecto, también se acordó que se iba a usar una torre metálica la cual se encontraba sin usar en la azotea de una casa; tras acordar los detalles, nos invitaron a desayunar a casa de uno de ellos, lo cual agradecimos con gusto. Después de desayunar comenzaría lo bueno.

Caminamos una cuadras guiados por el compa de Radio Fogata y llegamos a una casa que tenía un bello segundo piso hecho de madera – como tienen varias casas de Cherán –  y una puerta azul claro, nos abrió una amable señora que era la esposa del K’eri que nos había invitado, pasamos a un patio donde había una gran variedad de plantas y luego fuimos conducidos a una sala donde nos llevaron unas sabrosas tortillas de mano y un sabroso caldo rojo con carne, churipo. Al terminar tomamos un té y tuvimos una sobremesa muy gustosa conversando con la señora. Nos despedimos agradecidos y fuimos por lo necesario para comenzar el trabajo.

Pasamos a la Casa Comunal donde se nos unió un compa más de Radio Fogata y, ya completos y desayunados, nos dirigimos a recoger la torre donde iría montada la antena. Subimos a la azotea y entre cuatro compas, realizaron la esforzada misión de desmontar la torre, bajarla varios pisos, cargarla por la calle unas cuadras a través del mercado hasta la Casa Comunal, subirla hasta el techo, montarla y asegurarla en la terraza, colocar los tensores, fijar la antena al tubo que la iba a sostener y luego fijar el tubo a la torre metálica que ya se erguía, promisoria, sobre las casas del pueblo de Cherán. El compañero que iba a filmar y yo, acompañamos en todo momento los trabajos, procurando no perder detalle y registrándolo todo con video y fotografía.

La torre se estaba montando en el techo de la Casa Comunal y el mercado sucedía en la plaza frente a ella, la gente del pueblo compraba, y mientras lo hacía veía el proceso de levantamiento de la antena,  sabían que era el nuevo equipo con el que Radio Fogata reanudaría, revolucionadas, sus transmisiones.  La gente en el pueblo compraba, y mientras lo hacía comentaba acerca de los próximos programas que se transmitirían desde la renovada estación. En esa tarde, el Sol acompañaba en el cielo a unas delgadas nubes que dejaban pasar platinados sus rayos, las palomas revoloteaban dando vueltas en la plaza y la nueva antena saludaba al pueblo de Cherán.

Habían pasado varias horas desde que fuimos a recoger la torre, tras montar todo lo que se requería en el techo y la terraza, bajamos a la cabina y pronto llegó el momento de ir a comer. Fuimos conducidos por ciertas calles y a través de un puente hasta una casa con una barda de tablas de madera. Ésta era casa de una de las chicas que integran el equipo de Radio Fogata, cuya familia tuvo la amabilidad de invitarnos una sabrosa comida que constaba de chicharrón con chile en salsa, arrocito rojo y unas tortillas azules de esas que se extrañan en la ciudad. Mientras comíamos se sentía el calor de la confianza y el gusto de los viejos amigos que se vuelven a encontrar. Platicando comimos mucho y luego tomamos café. En el techo de laminas de cartón había un hoyo, la luz del Sol que entraba por él nos mostraba el bello juego del humo que salía del comal.

Muy satisfechos y agradecidos salimos de regreso a la Casa Comunal para proceder a la segunda parte de la operación, es decir, conectar el transmisor, prenderlo y comenzar a trasmitir. Al llegar a la cabina el grupo se puso de nuevo en acción, se conectó el cable cuyo otro extremo estaba ya en la antena, se prendió el transmisor, se preparó una lista de reproducción con varias canciones y los spots de Radio Fogata hechos anteriormente y tras fijar la frecuencia de transmisión en el 102.1 de FM, comenzaron las nuevas transmisiones de Radio Fogata.

Después de terminados los trabajos se continuó transmitiendo canciones y spots, mientras descansábamos. El sol se metía en el poniente y la gente del pueblo comenzó a darse cita en el centro de la plaza pues pronto comenzaría una pasarela preparada por jóvenes de la comunidad, donde niñas y muchachas desfilaron a la usanza de las pasarelas de las grandes capitales del mundo. Los puestos nocturnos de comida y juegos se iban acomodando poco a poco alrededor. El ambiente era festivo. Cuando la pasarela terminó, los compas de Radio Fogata ya tenían preparados los palos y la pelota para jugar Uarhúkua o pelota encendida, que es un juego tradicional purépecha donde dos equipos se enfrentan para llevar una pelota encendida, – por medio de golpes de bastones artesanales con cierto parecido a los de hockey –, hasta la zona de anotación del equipo contrario. El juego tiene un carácter ritual y una importante regla es la no celebración de las anotaciones. Fuimos invitados a jugar y participar de la emoción de ese juego que guarda un gran significado simbólico y remite a la parentela del pueblo purépecha con Kuricakeri, el viejo dios del Fuego.

La jornada fue rica en muchos aspectos, pero el más importante fue la oportunidad de mirar de cerca el proceso de organización comunitaria que está sucediendo en el pueblo de Cherán, donde cada vez se hace patente de manera más clara que cuando el pueblo se encarga de decidir el camino a que ha  de caminar, poco a poco se van solucionando los problemas perpetrados por el mal gobierno y la forma capitalista de reproducción social y se van generando perspectivas propias y comunitarias para la construcción de una vida digna y feliz para todo el pueblo. En este contexto es donde hay que situar el proyecto de radio comunitaria que encarnan los compas de Radio Fogata. Pues entre ellos existe la plena consciencia de que la herramienta de la radio puede ser utilizada como un instrumento de comunicación que sirva para dar cohesión, dinamismo y profundidad a la comunicación que una comunidad entabla consigo misma y por lo tanto, como un medio para fortalecer los procesos del tejido social y la participación política de la sociedad en las decisiones que han de afectar sus vidas. A la par, la radio también sirve como un espacio donde la comunidad puede expesar sus diversas formas de ser y pensar, a través de todas las posibilidades que ofrece este medio de comunicación.

De esta manera el pueblo de Cherán camina siendo ejemplo para los demás pueblos y comunidades del país. Adelante Cherán K´eri y mucho éxito compañeros de Radio Fogata.

 

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